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Proceso.-

El injusto encarcelamiento de Yecenia Armenta Graciano, violada y torturada por policías ministeriales en Culiacán, Sinaloa, hace más de tres años, es uno más de los miles de casos que han quedado en la impunidad ante la omisión de las autoridades para llevar a los responsables ante la justicia.

Yecenia fue detenida y obligada a confesar, “a cualquier costo”, su participación en el asesinato de su esposo, Jesús Alfredo Cuén Ojeda.

La mujer narró su historia a Amnistía Internacional y dijo que jamás pensó que saldría viva de la tortura a la que fue sometida, todo para que confesara “a cualquier costo” que había asesinado a su esposo, aunque ella no lo hizo.

Sus agresores la violaron y le hicieron firmar su confesión vendada de los ojos, por lo que Yecenia asegura que jamás pudo leer lo que firmó.

Tres años y medio después, Yecenia narró a través de un video cómo las autoridades de Sinaloa le decían que contestara todo lo que ellos le pedían o “la iba a pasar muy mal”.

Los hechos ocurrieron el 10 de julio de 2012. Ese día la mujer transportaba en su automóvil particular a dos familiares rumbo al aeropuerto de Culiacán, y al estacionar su vehículo fue detenida por policías ministeriales vestidos de civil y sin identificación oficial, quienes se la llevaron a una bodega donde la ataron y después la colgaron con la cabeza hacia abajo, posteriormente le asestaron brutal golpiza y la violaron.

Después de casi 15 horas de tortura sus agresores amenazaron a la mujer con ir a buscar a sus hijos para violarlos y matarlos. Fue en ese momento cuando sucumbió a la exigencia de los policías de firmar una confesión y dejó que le tomaran sus huellas dactilares.

Posteriormente la acusaron del asesinato de su esposo, Jesús Alfredo Cuén Ojeda, quien ocho días antes fue privado de la vida en una situación que Yecenia dice desconocer.

Mientras estaba detenida, médicos de la misma Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) de Sinaloa examinaron las lesiones de Yecenia, pero no documentaron nada. Meses más tarde, médicos de la Procuraduría General de la República (PGR) también la revisaron, pero tampoco acreditaron indicios de tortura u otras formas de malos tratos.

En septiembre de 2012, expertos médicos independientes acreditaron la tortura de Yecenia y detectaron señales físicas y psicológicas de que sí había sucedido.

Dos años después, en marzo de 2014, dos expertos del Consejo Internacional de la Rehabilitación para las Víctimas de Tortura realizaron nuevos exámenes y también concluyeron que fue torturada.

Ella recuerda que al momento de su detención pensó que se trataba de un secuestro por lo que sus torturadores le decían, por ejemplo, que le podían cortar la lengua y las orejas, “que estaban afilando los cuchillos”, o que podrían traer a sus hijos “hechos pedacitos” después de violarlos.

Los hechos ocurrieron hace más de tres años y la mujer continúa en prisión, mientras sus torturadores continúan en libertad.