Manuela Begino Lavalle

Foto: LatFem

La estudiante secundaria Manuela Begino Lavalle, de 17 años, expuso a favor del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo en el plenario de comisiones de la Cámara de Diputados. “Las estudiantes secundarias estamos llevando una lucha enorme por el aborto seguro y gratuito. Pero también es la lucha por la definitiva separación de la Iglesia y el Estado”, sostuvo. A continuación compartimos algunos de sus argumentos:

1.

Las personas que intervienen en contra del aborto son parte o provienen de organizaciones ligadas a la Iglesia Católica. Esto es una demostración más del nivel de injerencia que tiene esta institución sobre la vida de las mujeres.

Independientemente de si nosotras deseamos o no, la Iglesia Católica nos controla, nos regimenta y nos censura a lo largo de nuestra vida. Lo hace cuando en una escuela nos sancionan por usar prendas que las autoridades consideran provocativas. Lo hace cuando en colegios católicos se coloca como método anticonceptivo mantenerse vírgenes hasta el matrimonio. Lo hace cuando en una escuela pública y laica no nos brindan educación sexual. Lo hace cuando llegamos a decidir si interrumpir o no un embarazo.

2.

La Iglesia mantiene este nivel de control porque el Estado se lo permite. Hoy 15 de mayo de 2018, siglo XXI, el Estado sigue manteniendo vínculos profundos y estratégicos con la Iglesia Católica. El mismo estado que mantiene y sostiene la muerte de miles de mujeres por abortos clandestinos.

3.

Las estudiantes secundarias y las adolescentes y jóvenes estamos llevando una lucha enorme por el aborto seguro y gratuito. La lucha por una educación sexual laica, científica y con perspectiva de género. Pero también es la lucha por la definitiva separación de la Iglesia y el Estado.

Quiero hacer referencia al intento de algunos expositores en contra de la legalización del aborto de tratarnos a las adolescentes como seres no pensantes. Incluso se ha pretendido eliminar la autonomía progresiva en esta ley. Se habla de que pensamos con la bombacha y no con la cabeza. De que no somos lo suficientemente coherentes, maduras e inteligentes para poder decidir sobre nuestros cuerpos. (…)

Las mujeres adolescentes pensamos y sentimos igual que una mujer adulta. Sufrimos las mismas consecuencias que una mujer adulta al practicarnos un aborto clandestino en malas condiciones.

4.

El siglo pasado a las mujeres no se les permitía el derecho al voto. Hoy se habla de que a las mujeres adolescentes no nos van a permitir decidir sobre nuestros propios cuerpos, y se hace con los mismos argumentos que se utilizaban el siglo pasado.

5.

El movimiento de mujeres no es ingenuo. No creemos que el oficialismo haya abierto este debate porque busca, como nosotras, una mejoría en la vida de las argentinas. No nos vamos a conformar con un proyecto de despenalización. Vamos por la completa legalización de esta ley y que no exista ninguna objeción de conciencia que obstruya nuestro derecho a decidir.

No vamos a parar hasta conseguirlo.