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La mamá salió a trabajar el domingo 7 de junio y sus hijos (un varón de 5 y una nena de 8) quedaron bajo el cuidado del padrastro en el departamento en Flores en el que vivían. Horas después el niño falleció en el Hospital Piñero. La hermanita contó que el hombre le pegó porque se había puesto el pantalón al revés. Leandro Sarli quedó imputado por homicidio agravado. Hoy la justicia confirmó el procesamiento de la mamá por el mismo delito y la acusó de no protegerlo.

Bárbara González Bonorino podrá seguir en libertad durante la investigación por el crimen de Agustín. Pero los jueces de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional la acusaron de saber lo que sucedía con su hijo y no evitarlo. “Fue alertada acerca de los actos de violencia que ejercía Sarli sobre Agustín”, dijeron los camaristas. Ella debía proteger al niño de las “violentas circunstancias” en el que “ella misma lo había colocado al iniciar su relación con Sarli”.

La decisión se basó en los testimonios de los vecinos: solían escuchar gritos y llantos, veían que los niños eran “víctimas de maltrato” y varias veces encontraron a Agustín con “moretones en su cuerpo”. La fiscal Verónica Fernández de Cuevas dijo en la audiencia que “Agustín está muerto porque lo mataron y porque su madre no evitó, en su posición de garante, el resultado”.

Al día siguiente del crimen, la hermana de Agustín relató en Cámara Gesel que cuando vio cómo el padrastro le pegaba al niño, ella corrió, se metió en la cama y se tapó la cabeza con las sábanas del miedo. Dijo que estaba aterrada, que no podía soportar el horror y que se tuvo que esconder.

No era la primera vez que le pegaban: los médicos forenses que hicieron la autopsia determinaron que el niño tenía golpes en varias partes del cuerpo y que algunos eran viejos. Los abuelos (padres de la mujer) dijeron que sospechaban que Sarli era violento porque una vez su hija apareció con un ojo morado y en otra oportunidad el niño llegó con tres dientes menos y la versión fue que se había golpeado en la bañera.

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Los niños nacieron en Villa Gesell pero cuando la mamá se separó del padre y conoció a Sarli, se mudaron a Flores. Desde ese departamento en Yerbal al 2700, el domingo cerca de las 16:30 Sarli llamó a la ambulancia del SAME. Su versión fue que que el niño estaba en el cuarto, que él lo llamó y que, como no respondía, abrió la puerta y lo encontró inconsciente. Los médicos lo trasladaron de urgencia al Hospital Piñero, el niño agonizaba. Según las pericias del Cuerpo Médico Forense el niño presentaba traumatismos múltiples y un “estallido de hígado”. Además, tenía hemorragias y un golpe en la cabeza.
Los médicos sospecharon, hicieron la denuncia a la comisaría 38 y se inició una causa caratulada “muerte dudosa sospechada de criminalidad”. La jueza dispuso la detención de Sarli y una inspección ocular de la Unidad Criminalística de la Policía Federal en el edificio de Flores. Los investigadores secuestraron ropa con sangre y otros elementos “claves para la investigación”.