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Por Cosecha Roja. –

La mujer lo denunció por golpeador. La policía lo llevó detenido. Una hora y media después apareció muerto en la celda. La versión oficial es que se suicidó. La familia dice que no, que no puede ser. Y tienen un elemento de sospecha: el hermano de la denunciante, el cabo Fabio Ojeda, esa noche estaba de guardia.

El domingo pasado, después de trabajar en la siembra de porotos durante todo el día, Álvaro César Telles hizo lo que hacía siempre: visitar a sus hijos. Tres meses atrás se había separado de Soledad Ojeda, la madre de sus dos hijos. Habían estado juntos ochos años y él, como en un ritual, seguía yendo a visitarlos a diario. Ese día llegó a las 9 de la noche. Él y Soledad discutieron. Soledad llamó a la policía. Cuarenta y cinco minutos después Telles iba esposado camino a la comisaria 30 de San José de Metán, provincia de Salta.  A las 11 de la noche, y según las versiones policiales, Álvaro ató una manta a la reja de la celda y se ahorcó.

La familia tiene sus dudas. “Dicen que mi hermano se ahorcó con una manta, pero el cuerpo tenía marcas de golpes en la espalda y los brazos. Lo vi con mis propios ojos: el lunes antes de que nos entregaran el cuerpo fui a la morgue y me encontré con que estaba todo golpeado”, dice Roberto, su hermano mayor. Como se llevaban apenas un año dice que eran compadres desde chicos. Que iban juntos a jugar al pool o a la plaza. Que su primer trabajo también fue con un carro y 3 caballos con los que vendían, casa por casa, ripio, leña, arena y piedras.

“Él era un hombre de 27 años con muchas ganas de vivir”, agrega Roberto. “Trabajaba para sus hijos. Si no estaba con ellos se la pasaba en la casa de la familia, conmigo y con la madre. Su muerte es muy sospechosa”.

El juez firmó su libertad a las 11 de la noche. La policía lo encontró muerto en su celda media hora después. “Y Fabio Ojeda, el hermano de Soledad”, dice Roberto, “era el cabo que estaba de guardia en la comisaría cuando apareció muerto”.

Álvaro, que no tenía antecedentes penales, terminó detenido después de que su mujer lo denunciara por amenazas de muerte. Roberto dice que la detención fue de lo más irregular: “Soledad hizo la denuncia por teléfono, cuando hay que presentarse en la comisaría y firmarla. Él terminó preso sin que ningún juez firme ninguna orden de detención”.

En la mañana de hoy, familiares y amigos realizaron una protesta frente a Tribunales para pedir justicia por la muerte de Álvaro. “Mi hermano no se suicidó. Lo mataron”, le dijo Alejandra Telles, su hermana, a El Tribuno de Salta en medio de la manifestación.

El mismo lunes miembros del Cuerpo de Investigaciones Fiscales llegaron a Metán para realizar las pericias correspondientes. El caso quedó en manos de la Brigada de Investigaciones local y a cargo Mario Teseyra, el juez de Instrucción Formal 1. La familia de Álvaro necesita respuestas. Sus dos hijos, también. Roberto no se resigna: “Una cosa así no puede quedar impune”