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Cosecha Roja.-

Usa anteojos con marco grueso, negro, oscuro y prominente que le tapan un poco la expresión. Tiene un pullover amarillo pastel, se peina con gomina para sostener el pelo. Le gusta usarlo bien tirado para atrás y hace como si mirara un punto fijo. No existe un punto fijo en el subte pero la estrategia funciona: cuando su primera víctima de apoyada del día se da vuelta y lo mira para insultarlo lo ve tan compenetrado con la nada que piensa, deduce y casi que desea: “Habrá sido sin querer, será porque no hay lugar”. Después, mientras duda si está imaginando o si se está dejando abusar, anhela que en la próxima estación se reacomode el tetris del vagón.

Los ojos de él parecen petrificados, no parece registrar lo que sucede porque no mueve el ceño ni la boca ni la frente ni los hoyuelos ni la pera. Lo único que moverá, cuando el subte vuelva a arrancar, será su pelvis. Como si operara una fuerza de gravedad horizontal, como si se cayera todo el tiempo justo así, como si no hubiera manera de evitarlo, el apoyador serial matutino vuelve al ataque. Con todas las letras: pone su miembro sobre la cola de la joven. Y ahí sí:

– ¡Me está tocando!- grita ella desesperada.

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Las agresiones sexuales contra mujeres en los trenes y buses del mundo están en debate en América Latina. En Sao Paulo se han registrado 20 casos desde que comenzó 2014; en México 9 de cada 10 mujeres sufrieron violencia sexual en el metro durante 2009; en Bogotá se realizaron 109 denuncias en el mismo año y en Argentina, durante 2012, el 6 por ciento de los casos de violencia contra mujeres se cometieron en el transporte público.

La implementación de “vagones rosas” para mujeres tiene partidarios y detractores. Los que están a favor creen que la medida es un espacio de protección, los que están en contra consideran que es discriminatoria. En Bogotá se inició a comienzos de marzo un proyecto piloto. Fernando Sanclemente, gerente de Transmilenio (una empresa de transporte público de Colombia), dijo que implementar un bus exclusivo es “un acto discriminatorio” y que la solución es “reprimir este tipo de acciones y despertar la solidaridad y cultura ciudadana para que no vuelva a suceder”.

La secretaria de la Mujer para Bogotá, Marta Sánchez, lo ve como un recurso complementario: “revisamos las experiencias de México donde tienen buses rosados y también taxis para transportar a las mujeres en las noches. Además de los buses para mujeres, el otro plan es fortalecer la cultura ciudadana: con la Secretaría de Cultura implementaremos una campaña de solidaridad, para que la ciudadanía adquiera sensibilidad ante estos casos”.

En Río de Janeiro hay vagones especiales para mujeres desde 2006. Funcionan todos los días y en todo momento, no solamente en las horas pico, aunque no siempre los hombres cumplen con la disposición, según se denuncia en algunos medios locales.

En el Distrito Federal de México los vagones para mujeres en el metro comenzaron a operar en 2004 durante las horas pico; los buses urbanos desde 2007. Además, el Gobierno del DF y el Instituto de las Mujeres instalaron cámaras y agrupamientos especiales en el Metro. Según un estudio del Consejo para Prevenir la Discriminación (Conapred) realizado en 2009 “el 29.4% de las mujeres sintió un ataque o abuso en transporte público; el 15% fue perseguida por hombres para atacarlas sexualmente y el 2.1% fue violada”.

En Argentina se registraron 1139 casos de violencia contra mujeres y 68 ocurrieron en el transporte público durante 2012. Subtes, trenes, andenes de estaciones, colectivos y taxis son los escenarios de los ataques, según datos del programa “La víctimas contra las violencias” del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Entre enero y mayo de 2013 asistieron 480 casos de los cuales 18 fueron en medios de transporte (4 por ciento).

Cuando en 2010 un diputado del PRO propuso crear vagones femeninos en la línea H del subte, organizaciones civiles, diputadas y legisladoras lo criticaron fuertemente. “Nosotras practicamos un feminismo que no busca excluir al varón sino sumarlo para sensibilizarlo y construir un sistema más equitativo, donde el varón empiece a respetar los derechos de las mujeres”, opinaron en ese momento desde la Asociación Civil Las Diversas.

En Internet hay grupos de “manoseadores” que se pasan tácticas y estrategias para acosar impunemente, blogs de hombres abusadores y testimonios que incitan al ‘toqueteo’ de mujeres en el metro. “Este blog es un espacio para todos aquellos manoseadores de chicas en el transporte colectivo. Les contaré todas mis hazañas durante mi vida de manoseador y espero que compartan su opinión… QUE VIVA TRANSMILENIO”, escribió un abusador en Bogotá. El blog ya fue desactivado.

Otro de los espacios virtuales cerrados es Aventuras en el Viaje 2 donde los “punteadores” además de narrar sus experiencias de abuso, lanzan juicios morales que se convierten en códigos internos de la práctica en vagones y bondis. “Con respecto a los tipos que te la ganan a los empujones no estoy de acuerdo porque se avivan todos y si no se aviva la mujer puede avivarse otra persona y se corta para todos. Siempre digo que hay que ganarse el lugar con inteligencia”, escribió uno de ellos.