ángelesrawsonCosecha Roja.-

Jorge Mangeri violó y mató a Ángeles Rawson en el sótano de Ravignani 2360. Para los fiscales, la adolescente de 16 luchó cara a cara con el encargado. Él le dejó la marca de su mano en el cuello, ella se quedó con el ADN del único acusado en sus uñas. En la segunda etapa de los alegatos, Fernando Fiszer y Sandro Abraldes reconocieron que el crimen fue un femicidio y pidieron la prisión perpetua. “El autor no fue otro que el señor Jorge Mangeri”, dijo Fiszer.

En los alegatos de la semana pasada, el abogado querellante Pablo Lanusse dijo que el encargado quiso abusar a Ángeles Rawson pero, ante la resistencia de la adolescente, la mató. Durante cuatro horas, los fiscales plantearon una teoría distinta: el abuso y el homicidio fueron parte de una misma acción. Abraldes pidió que el encargado sea condenado por “abuso sexual seguido de muerte en concurso ideal con femicidio”.

Abraldes dijo que Mangeri estaba “más zarpado”. Después recordó el testimonio de Mónica Lospinnato. La presidenta del consorcio de Ravignani 2360 contó que el encargado acosaba a su empleada Zunilda, le regalaba bombones y la seguía por la calle. “Con este tipo de actitudes quedó demostrado uno de los rasgos psicológicos del imputado: su escasa tolerancia a la frustración. No aceptaba un no. Está claro que no aceptó el no de Ángeles”, dijo el fiscal. Como en la audiencia anterior, el encargado mantuvo la mirada en el piso. En un momento de la audiencia, la mamá de la adolescente abandonó la sala.

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“Tengo las expensas, tengo correspondencia para tu madre o tengo uno de tus pines que se te cayó del bolso”. Así enumeró Fiszer los posibles engaños que usó el encargado para llevar a la adolescente al sótano cuando ella quiso entrar al edificio. Ese lunes 10 de junio de 2013, Ángeles Rawson volvía de la clase de gimnasia, caminó hasta Ravignani 2360 y Mangeri la interceptó.

Él la atacó, ella se defendió: Ángeles le dejó más de veinte rasguños en el cuerpo. “Debajo de las uñas de tres dedos de la mano derecha quedaron restos genéticos de Mangeri”, dijo Abraldes. La lucha fue cara a cara: el encargado le dejó moretones en los muslos y en la ingle, le fracturó las costillas y la asfixió hasta matarla “en una agonía de no más de cinco minutos”. Para la fiscalía, dejó el cuerpo boca arriba entre cinco y seis horas y después la tiró a la basura.

“El acto fue rápido. Cuestión de minutos. No más de media hora para cerrar la puerta del sótano y apostarse en la puerta para que lo vieran los vecinos”, dijo el fiscal. A las 18, el encargado empezó a buscar la basura de todos los pisos de Ravignani 2360. Para Fiszer, Mangeri aprovechó “la invisibilidad de la tarea cotidiana” y metió el cuerpo de Ángeles en una de las bolsas de residuos que sacó.

Durante las declaraciones, Mangeri dijo que sufrió amenazas y aprietes policiales durante la misma semana que encontraron muerta a Ángeles. Una de las estrategias de la defensa fue decir que las lesiones que el encargado tenía en el cuerpo no eran de la adolescente. En su última declaración, el acusado identificó a un subcomisario como el que lo había amenazado para que confesara el viernes 14 de junio en la fiscalía. Hoy Fiszer le respondió esa acusación ante los jueces: “Nadie le tocó un pelo”.

El 1 de julio será el turno de los alegatos de la defensa y el 15 Mangeri tendrá la última oportunidad para hablar y ampliar su testimonio. Después se conocerá la sentencia del Tribunal Oral en lo Criminal 9.

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Quince fracturas de costillas y doble fisura en la clavícula derecha. Así estaba el cuerpo de Ángeles cuando lo encontraron en el Ceamse de José León Suárez. Héctor Konopka, el médico forense que realizó la autopsia, determinó que no fue abusada sexualmente y que murió por la presión de las máquinas compactadoras. Pero según el perito Jorge Quiroga, que integró la junta médica que la autopsia, la muerte fue por asfixia manual y hubo intento de violación. La adolescente había desaparecido el 10 de junio de 2013 después de una clase de gimnasia. Los peritos determinaron que murió alrededor de las diez de la mañana de ese día.