Antes y después de Ramona

La pandemia desnudó la desigualdad en la ciudad más rica del país. Una desigualdad que, como Ramona nos había avisado, puede ser mortal.

Antes y después de Ramona

Por Cosecha Roja
18/05/2020

No es la primera vez que en la Villa 31 falta el agua. La red llega hasta la entrada del barrio. Ahora esa carencia es mortal. La pandemia desnudó la desigualdad en la Ciudad más rica de la Argentina. Lo denunció Ramona dos semanas antes de morir. Lo denuncian quienes hoy la lloran.

“Sabemos que somos vulnerables, es inmenso el dolor que tenemos”, dice Magdalena Bazán, referenta de uno de los merenderos del barrio. Otro más que tuvo que cerrar: quienes servían la comida se contagiaron de coronavirus.

“Los desastres naturales y las catástrofes acentúan la desigualdad”, dice el sociólogo Javier Auyero. “Revelan que los pobres siempre tienen que esperar más del Estado”. Hoy en las villas porteñas hay 1200 contagiados de coronavirus. 851 viven en la 31.

A esa desigualdad la enfrentan personas como Ramona. En las redes sociales la conocimos hace unos días, cuando circuló un video suyo que denunciaba la falta de agua.  En el barrio la conocían todos. Tenía 42 años y hacía trámites para personas con discapacidad. También dirigía el área de salud en la Casa de las Mujeres y las Disidencias del barrio. Era referente de La Poderosa. 

“Era una de esas personas indispensables”, dice la socióloga Eleonor Faur. “Ramona cuidaba a una hija, a un suegro y al resto de su comunidad. No pedía agua solo para ella, sino para todos. Si se apuesta a que los cuidados se realicen dentro de las familias o en las comunidades y la intervención del estado quede postergada, ahí es donde la desigualdad mata”. 

Ramona era insulino-dependiente y pasó 55 días aislada con su compañero, una hija diabética, un suegro con problemas coronarios y otra hija en silla de ruedas que requiere cuidados extras. En la misma casa de la manzana 35 vivían otros cuatro familiares. Hace cuatro años esperan la promesa de una relocalización. 

Hace cuatro días la internaron en el Muñiz por un cuadro de neumonía y le confirmaron que tenía coronavirus. Pasó los últimos tres días sedada, conectada a un respirador.


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¿Qué sería cuidar a quienes están en riesgo si no se atiende de manera urgente a una familia vulnerable por su situación de salud, hacinamiento y falta de agua cuando la prevención más eficaz gravita en el lavado de manos y la distancia social?, se pregunta Faur.

Se trata de una violencia estructural, dice Auyero. “Hay que sacar de la discusión si a Ramona la mató un político u otro. La mató la estructura social económica política de extrema desigualdad”.

La organización La Poderosa apuntó directamente contra Horacio Rodríguez Larreta. Desde el Gobierno Nacional excepto tuits de algunxs asesores -como Leandro Santoro- y funcionarixs -como Vicky Donda- nadie hizo declaraciones en los medios. Es que en el territorio bonaerense hay 1824 asentamientos en condiciones precarias y de hacinamiento. En el conurbano el coronavirus también puede explotar. Y en el Gobierno lo saben. 

Alejandro Grimson, titular del Programa Argentina Futura y asesor presidencial, destacó los dos programas que intentarán frenar esa explosión. Hace un mes, el Gobierno nacional puso en marcha El barrio cuida al barrio, donde promotores y promotoras recorren los municipios para acompañar a grupos de riesgo, difundir medidas preventivas y distribuir elementos de seguridad e higiene. El objetivo es, además, realizar un mapeo para identificar y hacer un acompañamiento específico a esa población de riesgo. 

Esta semana El barrio que cuida el barrio se intensificará con la aplicación del Plan Detectar, que los últimos días estuvo testeando personas en las villas porteñas.  

En las redes y en la tele la discusión parece ser otra. De un lado los que dicen que Larreta es responsable. Del otro, quienes acusan al kirchnerismo de querer convertir a Ramona en un ‘nuevo caso Maldonado’. Estos últimos apelan a ironías, memes, opinólogos que repiten más o menos lo mismo de siempre.

Quienes lo hacen no la escucharon a la propia Ramona. La Villa 31 estuvo 12 días con baja presión de agua y las 40 mil personas que viven allí se las arreglaban guardando lo que podían en tachos. A la madrugada salía un poco de agua, pero de día las canillas quedaban secas.

Hace dos semanas ella se grabó llorando. Desafió a Diego Santilli, el vicejefe del gobierno porteño, a que fuera a su casa. En su tono de voz no había especulación. Había angustia. Ramona sabía lo que le podía pasar a ella y a los suyos. Era la vocera de un drama. Uno que le costó la vida.

Foto: La Garganta Poderosa