Por Matías Máximo.-

Belisario había terminado de estudiar periodismo y estaba recorriendo el norte -Perú, Bolivia, Argentina-, en un viaje con la mochila al hombro, de esos que marcan la diferencia entre turista y viajero. Con la cabeza llena de preguntas, en el camino consiguió un puesto fijo en la sección Locales de un matutino en la ciudad de Salta. Casi de forma involuntaria, comenzó a investigar casos policiales, se enteró de las desigualdades, los abusos, los sicarios y las mafias; habló con ellos y los escribió en Frontera, poesía y periodismo sobre la ruta del narcotráfico.

Frontera es una novela de no ficción donde el protagonista -Felipe, alter ego de Belisario Sangiorgio Trogliero-, tiene 20 años, es cronista de un diario local  y comienza a investigar a los narcos del límite internacional argentino-boliviano. Las aventuras como cronista en la redacción, el asco de las pensiones llenas de cucarachas y las constantes decepciones de una realidad corrupta son el motor de Felipe, que al ritmo de las desilusiones se convence más de seguir.

-¿Imaginabas que la situación de la frontera era así?

-Sabía algo a través de la prensa y algunas publicaciones editoriales. Pero no comprendía el alcance pragmático de las tres principales problemáticas que atraviesan a la región Noroeste de Argentina: la desnutrición infantil, los vínculos de las fuerzas de seguridad con las mafias del delito organizado y un histórico arraigamiento en el poder político de la oligarquía terrateniente. Puntualmente, lo que más me llamó la atención, es la falta de garantías de seguridad para el ejercicio del periodismo de investigación.

-La situación del periodismo en la frontera es complicada.

-Conocí, no uno, sino decenas de periodistas que fueron amenazados, despedidos, apretados. Hay antecedentes de radios incendiadas, de matones armados, de bombas molotov en casas de comunicadores. Todo esto del lado argentino. Porque la situación empeora del lado boliviano donde, hace poco más de un mes, sicarios a sueldo prendieron fuego a dos periodistas que transmitían en vivo, por ejemplo.

¿Y mantenés conexión con las personas del Norte?

-Sí, sobretodo porque los casos se renuevan, se actualizan y siempre aparecen historias que es necesario seguir difundiendo. Es importante hablar de los casos de gatillo fácil y de torturas en democracia, ya que hay regiones de Argentina que se han vuelto críticas por el accionar impune y violento de las policías provinciales o de los matones gubernamentales .

 

En Frontera hay algo novedoso y es el vínculo entre poesía y periodismo. Cada vez que Felipe siente que los hechos lo superan, que las voces de la soledad lo encierran en un abismo íntimo, la poesía surge como un recurso de supervivencia: Llora con los gritos huye de los golpes/ y transforma los sonámbulos en lecturas/ de insultos hacia la pared del dormitorio. También, a través del libro, hay recortes de diarios y varias entrevistas, todo en capítulos cortos y directos, lo que hace que el ritmo de lectura sea ágil.

Belisario Sangiorgio Trogliero tiene 22 años y el talento de la curiosidad, además de la voluntad para llevar adelante Frontera como una publicación independiente, distribuirla y difundirla. Cuando escribe tiene algo para decir y quiere que el mundo lo sepa, por eso, publicó el material en la web antes de que salga en papel.

fronterapoesiayperiodismo.blogspot.com

Frontera, Poesía y periodismo sobre la ruta del narcotráfico
Belisario Sangiorgio Trogliero
183 páginas
Edición de Autor