Así reprime la Policía de la Ciudad

La semana pasada el barrio de Once amaneció -otra vez- militarizado. Policías e inspectores reprimen y les secuestran la mercadería a los vendedores. El blanco favorito: los senegaleses.

Así reprime la Policía de la Ciudad

Por Cosecha Roja
13/01/2020

Texto y fotos: Djambari Buenos Aires

Otra vez el barrio de Once amaneció militarizado. Un colectivo, cinco camionetas, más de 100 efectivos policiales, y otros tantos inspectores del Ministerio de Ambiente y “Espacio Público” de la Ciudad. Casi nadie puede vender. Muchos y muchas deciden irse. 

Ibra, un muchacho senegalés que hace poco llegó a Argentina, se queda. Junto a sus compañeros, se va moviendo a medida que la policía e inspectores los corren para robarles la mercadería. Cuando parece que todo está en calma es porque comienza la razzia. Entre motos, golpes y encerronas, agarran a Ibra y hacen que se golpee contra un poste de luz. El impacto se escucha: se siente doloroso. Alto y fuerte, Ibra cae como una pluma y se desploma. No puede levantarse. Se marea. Se le doblan las piernas. Amigos llegan a socorrerlo. Que se calme, que se siente, le dicen. Piden agua para mojarle la cabeza y bajarle la inflamación. En su cabeza, el chichón avanza y crece en tamaño.

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Mientras esperan la llegada del SAME, los policías arman un cordón. No quieren que nadie vea. “Es solo gente que está laburando”, grita un vecino que paseaba a su perro. La ambulancia llega sospechosamente rápido. Los “paramédicos” bajan y hablan primero con la policía. “Se golpeó con el poste cuando intentaba llevarse la mercadería”, le dice uno de los policías a la chica del SAME. Sin siquiera intentar tocar a Ibra, le dicen a sus compañeros que lo paren, que lo lleven a la ambulancia. A pesar de los golpes, no le ponen cuello ni lo acuestan en una camilla.

Ibra logra subirse a la ambulancia con ayuda de sus compañeros. Un civil que parece policía y lo es intenta hablar con el paramédico. Insiste con su versión: Ibra “se lastimó solo”. Los chicos le dicen que no habla con la verdad, que se lastimó porque él lo perseguía y lo agarró. Pero no importa. La policía y los inspectores ya consiguieron lo que querían: que la mercadería quede bajo llave en la camioneta.

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