policialocaldetenido

Una investigación del municipio de Avellaneda desbarató una banda mixta de policías y civiles que vendía droga en el municipio. En un allanamiento en la casa de oficial Gerónimo Menendez encontraron cocaína y lo detuvieron. La denuncia la hicieron los propios compañeros de la Policía Local y la llevó el municipio a la justicia. Además de los allanamientos y las cuatro detenciones de ayer, la pesquisa continúa.

Todo comenzó cinco meses atrás cuando cuatro agentes de la Policía Local de Avellaneda denunciaron a Menendez ante la Subsecretaría de Seguridad del municipio que lidera Jorge Ferraresi. Le contaron que habían visto al agente -nombrado como controlador interno, un cargo que no tiene jerarquía pero que funciona como un referente- en “situaciones sospechosas”. Algunos días paraba en la Plaza Alsina con el móvil y hacía pases al estilo transa. A veces se salía del radio de acción -hasta el supermercado Coto en Sarandí o a Dock Sud, por ejemplo-, estaba parado más tiempo del necesario en una esquina y pedía a quien lo acompañaba que no dijera nada. Y siempre andaba con “mucho dinero” y hasta prestaba y cobraba intereses. Un nivel de vida alto para el sueldo que cobran los policías.

“En el marco de las potestades que tiene un Municipio sobre una fuerza de seguridad como las policías locales, nuestra gestión trabaja de manera continua para asegurar a los vecinos una policía profesional, honesta y respetuosa de los derechos. Por esto no dudamos en denunciar y llevar a juicio a agentes seguridad que delincan como en este caso”, dijo a Cosecha Roja Ferraresi. Desde la Subsecretaría de Seguridad explicaron: “Menendez usaba su rol de controlador interno para moverse, para amenazar o maltratar a quienes trabajaban con él. Lo conocemos desde su paso por la Academia. Es un hombre inteligente que aprovechó su liderazgo para cometer un delito”.

En el transcurso de la investigación, y aún sin saber que se estaba llevando a cabo, otros agentes también lo denunciaron por irregularidades en operativos. Otras veces no estaba disponible para responder a los pedidos de apoyo: en su rol de controlador interno debe decidir a quién envía. Durante los cuatro meses de investigación, dos veces el oficial no respondió al pedido: según se desprende de las escuchas, se encontraba con la proveedora para comprar mercadería que fragmentaba y vendía. Cuando volvía, pasaba por su casa: anoche detuvieron a su concubina, se sospecha que participaba del negocio.

La denuncia del municipio cayó en la UFI 2 de Avellaneda a cargo de Mario Prieto. Durante el proceso participaron también el fiscal general Andrés Devoto y los jefes de la policía local, Gregorio Martínez y Rolando Villalba. Para comprobar que las denuncias eran ciertas, primero tomaron testimonio a otros policías y luego utilizaron los propios métodos de control de la secretaría de Seguridad: los GPS de los móviles, las cámaras de seguridad del Centro de Monitoreo Municipal y las escuchas telefónicas autorizadas por la justicia.

Durante los meses de investigación, el negocio del policía creció: cada 48 o 72 horas se encontraba con su proveedora para comprar, volvía a su casa para fragmentar y salía a la calle a vender. Todo disimulado en su labor de policía. También aumentó su patrimonio y estaba por comprarse un auto cero kilómetro. Según los cálculos, ganaba alrededor de 100 mil pesos por mes.  

Aún falta que la justicia determine quién es le proveía la cocaína, por eso la investigación continúa. Anoche, además del domicilio de Menendez, la justicia ordenó otros cinco allanamientos donde secuestraron cocina, marihuana, dinero, armas y municiones y detuvieron a la esposa del oficial, al agente Jonathan Miranda (detenido por tenencia de arma de guerra) y un hombre de 35 años que trabaja en una pizzería (detenido por comercialización de estupefacientes). Está prófugo Brian Martín, un ex policía pasado a disponibilidad. “Nuestro trabajo, limitado por cuestiones de institucionalidad, nos permitió trabajar junto con otros agentes de la policía local que no dudaron en colaborar con nuestro gobierno municipal en el desbaramiento de un grupo que comercializaba estupefacientes”, dijo Ferraresi.

Menendez tiene 37 años y forma parte de la primera camada de policías locales. La fuerza está formada por 441 miembros y trabaja en un territorio de cuatro localidades y cuatro ciudades. Avellaneda es uno de los municipios con índices de homicidio en ocasión de robo más bajo del conurbano: apenas cuatro episodios (en Lanús fueron once). En el último año y medio, los agentes sólo usaron el arma reglamentaria en cuatro oportunidades.