rioEl Diario-. El centro de la ciudad de Río fue escenario de una concentración de más de 10.000 personas que marchaban ordenadamente, pero al oscurecer, algunos manifestantes arrojaron bombas incendiarias contra edificios públicos, que fueron respondidas por la Policía antimotines con gases lacrimógenos.

De la misma forma, una protesta en Sao Paulo, en apoyo a los profesores de Río, también terminó en enfrentamientos con la Policía después de que varios bancos fueran saqueados por manifestantes encapuchados.

En ambos casos, la violencia llegó apenas cayó la noche.

Las protestas han vuelto con fuerza a Brasil. Los centros de Sao Paulo y Río de Janeiro amanecieron ayer con grandes destrozos, sobre todo en edificios públicos y bancos. En Río, el consulado de Estados Unidos fue apedreado el lunes por manifestantes y los autobuses aparecieron quemados.

A diferencia de las manifestaciones del pasado julio, esta vez no reclaman mejores servicios públicos, si no que apoyan la huelga de profesores, fuertemente reprimidos por la Policía. En Sao Paulo hubo siete heridos, cuatro policías y tres manifestantes, publicó ABC.es

El gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, declaró que el vandalismo superó los límites y afecta a las manifestaciones legítimas. “Es inaceptable. Todos serán identificados y responderán por esos hechos”, declaró.

La manifestación, que congregó a unas veinte mil personas en Río, se desarrolló sin violencia hasta que llegaron grupos Black Bloc: una táctica internacional de protesta en la que personas vestidas de negro y con máscaras forman bloques para enfrentarse a la policía. Al menos treinta personas fueron arrestadas en Río y otras diez en Sao Paulo.

Tanto en Río como en Sao Paulo, los enmascarados lanzaron cócteles molotov contra edificios públicos y los quemaron. En Río, cerca de 400 enmascarados destruyeron todo lo que encontraron a su paso en la Avenida Rio Branco, una de las más importantes del centro.

Puertas de vidrio, kioscos, bancos, bares, edificios públicos, autobuses llenos. Nada escapó a la violencia de la turba. Una bandera del estado de Río de Janeiro fue substituida por un trapo negro. Utilizaron barricadas y basura en llamas para bloquear la avenida y dificultar la acción de la Policía.

En Sao Paulo, los destrozos se concentraron en la Plaza de la República, también en el centro. Un grupo de Black Blocs lanzó cócteles molotov contra los policías que protegían la secretaría de Educación. Algunos delincuentes se aprovecharon de la confusión para robar y asaltar. El Museo de Arte de Sao Paulo (MASP) fue pintado con aerosoles.