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La República-.

Las protestas que sacuden a Brasil desde hace dos semanas siguieron perdiendo intensidad y participación en momentos en que la presidente brasileña, Dilma Rousseff, comienza a tejer el Pacto Nacional por mejores servicios públicos que propuso el viernes en respuesta a las manifestaciones.

La jefa de Estado se reunirá hoy con los gobernadores de los 27 estados del país y con los alcaldes de las capitales regionales para comenzar a discutir las medidas del Pacto Nacional destinado a atender las reivindicaciones de los manifestantes. Pese a que las manifestaciones cuentan con el apoyo del 75 % de la población según las últimas encuestas, los brasileños solo salieron ayer a las calles en unas 17 ciudades para protestar por mejores servicios públicos, y en marchas que en su mayoría no contaron con más de 500 participantes.

La mayor protesta de este domingo fue una realizada en Río de Janeiro, que reunió a unas 4.000 personas para protestar contra una enmienda constitucional discutida en el Congreso para reducir los poderes de investigación del Ministerio Público, lo que, según los manifestantes, puede favorecer la impunidad de políticos corruptos.

Los manifestantes se concentraron en la famosa playa de Copacabana y marcharon por el paseo marítimo hasta las vecinas Ipanema y Leblón, en donde se juntaron a un pequeño grupo que acampa hace dos días frente a la residencia particular del gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral.

Una marcha convocada en Fortaleza para protestar contra los elevados gastos del Gobierno en la organización del Mundial de fútbol de 2014 solo reunió a 500 personas y prácticamente ni se aproximó al estadio Castelao, en donde España derrotó por 3-0 a Nigeria por la Copa Confederaciones.

Las manifestaciones vienen perdiendo intensidad desde el jueves, cuando movilizaron a cerca de 1,2 millones de personas en un centenar de ciudades.

El Movimiento Pase Libre, que encabeza las protestas, ha convocado a una nueva manifestación para el próximo martes.

 

La clave
Las demandas en Brasil comenzaron la semana pasada en Sao Paulo, exclusivamente contra la subida de los pasajes, pero ganaron otras reivindicaciones, como críticas contra la corrupción.