El celular del médico de guardia marcaba las 6.07 am del domingo cuando al hospital Fiorito de Avellaneda, al sur Buenos Aires, entró la ambulancia con el cuerpo de un joven sin vida. Otro accidente de sábado a la noche, pensó el doctor. Con este cuerpo ya era el segundo de la madrugada.

No habían pasado dos horas cuando el griterío afuera de la sala de guardia se parecía a esos domingos en los que se enfrentan Independiente-Racing, el clásico de la ciudad.

-Hagan algo porque los vamos a matar- le gritaron al jefe de turno.

Eran los familiares y amigos de Jonhatan Chaparro, uno de los dos fallecidos que llegó a la guardia tras ser atropellado en la localidad de Dock Sud por un auto que iba a altas velocidades.

Comenzaron a patear puertas. No había manera de contenerlos. El único policía de la puerta pidió refuerzos que no llegaban. Los médicos y enfermeras se encerraron en la guardia. En la puerta se cada vez se amontonaba más gente. Eran al menos siete. Estaban sacados, incontenibles. Querían entrar a terapia intensiva, donde lo operaban al conductor que atropelló a Chaparro.

-Abran la puta que los parió, lo vamos a matar a ese asesino hijo de puta -gritaba uno con remera negra, bermudas y havaianas.

Los familiares del otro joven muerto, que a esa altura se sabía que había sido atropellado por un colectivo también estaban furiosos y amenazantes. Las enfermeras recorrían los pasillos y le pedían a los pacientes que no salieran de las habitaciones.

“En el Fiorito pasan seguidas estas cosas”,dice Miriam Cobos, jefa de médicos de guardia a Cosecha Roja. La diferencia es que esta vez fue más grave y la denuncia llegó a los medios.

Lo primero que pensaron las autoridades del Fiorito ante tanto escándalo en los pasillos fue que se trataba un choque entre bandas de narcos del sur del Gran Buenos Aires. “Cuando alguno muere, vienen y llevan el cuerpo por la fuerza. Y andá a pararlos”, dice uno de los camilleros.

El Fiorito ocupa dos manzanas y tiene casi 100 años. Sus pacientes son en su mayoría gente de bajos recursos de la zona que no cuentan con obra social. Todo el tiempo todos los días del año circulan miles de personas por sus pasillos. Los médicos y personal del hospital organizaron una asamblea en el patio, convocaron a los medios y anunciaron un paro de 2 horas para hoy, al cual se adhirieron 77 hospitales públicos de la provincia de Buenos Aires.

Piden “seguridad” y “terminar con las agresiones contra los trabajadores de la salud”. La primera respuesta del Ministerio de Seguridad bonaerense fue instalar “botones antipánico” para que ante cualquier emergencia llegue la policía al instante.

-Que sea ya-dice una señora con la pechera de Asociación de Trabajadores del Estado, ATE mientras filma con su celular la asamblea.

Para uno de los enfermeros “es un paso” y pide “que se termine el quilombo”. Se prende un pucho, responde un mensaje de texto y se pierde entre los pasillos del hospital.