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Cosecha Roja.-

En 2006, luego de la masacre durante la procesión del Señor de los Milagros, el peruano Marco Antonio Estrada González se consolidó como el capo del negocio de la droga en la villa 1-11-14, en el bajo Flores, en la ciudad de Buenos Aires. Al año siguiente fue capturado en Paraguay después de robar una avioneta y cruzar la frontera por aire y condenado a seis años. El próximo 3 de abril, a pocos meses de que cumpla su condena, comienza un nuevo juicio oral en el que están acusados más de veinte miembros de su banda, entre ellos su esposa. Al jefe se lo acusa de comandar el negocio del paco y la cocaína desde el penal de Ezeiza.

Rutilio “Ruti” Ramos Mariños y Marco Antonio Estrada González, alias Marcos, llegaron de Perú en los ’90 y se instalaron en el Bajo Flores, frente a la cancha de San Lorenzo. Hacia fines de la década, en la villa 1-11-14, Julio Chamorro Revollar era amo y señor. Lo fue hasta el 11 de febrero de 1999. Esa tarde, Marcos, su hermano Fernando -alias Piti-, su sobrino Jean Paul -o Yonpol, como le decían en la villa-, y su compadre Ruti Ramos Mariños entraron por una de las puertas laterales de la Canchita de los Peruanos a los tiros.

Con la muerte de Chamorro, Marco y Ruti se hicieron socios en el negocio de la droga. Marco logró el control territorial de la mayor parte de la villa, formó un ejército de medio centenar de jóvenes y logró desplazar a los paraguayos que vendían marihuana.

Marco y Ruti cayeron presos en Devoto. En la cárcel, la relación se quebró. Cuando quedó en libertad, Ruti se refugió en la villa 31 de Retiro y armó un nuevo negocio. Se hizo fuerte y quiso recuperar el territorio perdido.

Un domingo de octubre de 2005, durante una procesión del Señor de los Milagros –un cristo moreno de la colectividad peruana-, un grupo de sicarios dirigidos por Ruti abrió fuego con ametralladoras ante la multitud de fieles. En el intento por asesinar al capo, que seguía de cerca al santo moreno, mataron a cinco inocentes, entre ellos un bebé que su madre llevaba en los hombros.

Rutilio Ramos Mariños fue condenado a 18 años de prisión por la masacre del Señor de los Milagros. En 2007, Marcos fue detenido en Paraguay y extraditado a la Argentina. Había logrado escapar cruzando la frontera en una avioneta robada en un pueblo de provincia. Junto con él cayeron su esposa Silvana Salazar y la suegra de Marcos, Lily Alarcón. A los tres se los acusó de liderar la banda. En un juicio abreviado fueron condenados a seis años de prisión.

El Juzgado Federal N°12 de Capital Federal, a cargo de Sergio Torres, empezó a investigar a la banda de Marcos en mayo de 2009. En los pasillos de los Tribunales de Comodoro Py se la conoce como “La megacausa del Paco”. En menos de cuatro años detuvieron a 56 miembros de la organización y se incautaron más de 52 kilos de paco –más 5 millones de dosis que tendrían un valor de 8 millones de dólares. También se secuestraron 31 kilos de cocaína y 540 de marihuana, dinero en efectivo y un arsenal de guerra: ametralladoras, chalecos antibalas, una granada de mano, dos silenciadores, dos miras telescópicas y gran cantidad de municiones.

El próximo 3 de abril comienza un nuevo juicio en el Tribunal Oral Criminal Federal N°2 de Capital Federal en el que están acusados una veintena de miembros de la banda, entre ellos Marco Estrada González y su mujer Silvana Salazar. Según explicaron fuentes judiciales a Cosecha Roja el juicio –a menos que la defensa, los fiscales y los jueces acuerden un juicio abreviado a cambio de que los acusados se declaren culpables- podría durar alrededor de ocho meses. En caso de ser absuelto, Marco, el capo narco -se sospecha que sigue manejando el negocio desde la cárcel- podría recuperar su libertad.