policia-bonaerense1Por Cosecha Roja.

Cerca de la medianoche un hombre de 26 años tocó la puerta de la casa de su exmujer en Palacios y Santo Domingo, Pilar. Golpeó una, dos, tres veces. Como no atendía nadie, gritó que necesitaba hablar con ella. Le dijo que ellos tenían que estar juntos. Que todavía estaban a tiempo de recomponer la relación. La mujer abrió la puerta y finalmente le respondió: le dijo que no. El hombre se volvió loco. La agarró de los pelos y la llevó a la planta alta de la casa. La golpeó. Cuando quedó tirada en el piso, la rocío con nafta. La miró un segundo antes de prenderla fuego. Se fue. Escondido en un rincón, el hijo de 10 años miraba la escena. Cuando el padre se retiró, corrió al living, huyó lo más lejos que pudo de las llamas. Esperó llorando, sentado en el piso. La madre se salvó de casualidad: una vecina vio el humo que salía por una de las ventanas. Entró corriendo a la casa. Lo primero que vio es al chico, acurrucado en el living: lo sacó a la calle, lejos de ese horro. Llamó al 911. En unos minutos los bomberos y la policía llegaron de a montones, apagaron el fuego y rescataron a la mujer que fue trasladada de urgencia al Hospital de Pilar.

Fuentes policiales aseguraron que ya se encuentra estable y fuera de peligro. La quemaduras se extienden por la cara y los brazos. Su exmarido fue detenido acusado de tentativa de homicidio.

El hombre ya tenía una orden judicial para no acercarse a la casa de su exmujer tras haberla golpeado en más de una oportunidad, aseguraron fuentes judiciales. Un juzgado de familia de Pilar ya le había dictado una orden de restricción que lo obligaba a no acercarse a menos de 200 metros de su ex. Pero hacía falta un poco más para protegerla. Lo sabe su hijo, aún cuando no pasa de los 10 años.