Cosecha Roja.-

Uno de los comerciantes asesinado en Cañuelas y Fernando Marconi, el primero de los dos detenidos por el doble crimen, sellaron su presente ocho años atrás. El 30 de diciembre de 2004, Marcelo Massa y su mujer fueron interceptados por dos encapuchados que iban en moto. Marcelo se resistió a darles la recaudación del negocio que tenía en aquel entonces. En el forcejeo le quitó el pasamontañas a uno de los asaltantes y lo reconoció: era Marconi, el albañil que había hecho unos trabajos en una obra lindera su local. El hombre que hoy se convirtió en el centro de todas las miradas, aquel día disparó tres veces. Marcelo Massa perdió un riñón y desde ese momento tuvo que aprender a convivir con una prótesis en su cráneo. Bety, su mujer, también se salvó de milagro: la última bala, la que iba dirigida a ella, no salió, y los ladrones huyeron.

Marconi fue detenido al año siguiente y en agosto de 2011 fue condenado a once años de prisión por intento de homicidio. Una de sus últimas miradas antes de ser condenado fue para Massa, su acusador. Prometió vengarse. En marzo de este año, luego de cumplir dos tercios de su condena, salió con la libertad asistida. Ahora volvió a prisión: la justicia lo considera coautor o, como mínimo, el instigador del asesinato.

El domingo por la noche, Marcelo Massa y su hermano Alejandro estaban en el supermercado del que eran dueños. A las 19:30 vieron aparecer a dos hombres en moto. Marcelo fue ejecutado de un disparo en la nuca y murió en el hospital. Leonardo recibió tres tiros en el tórax y falleció antes de ser trasladado.

La política
A medida que la noticia corrió por el pueblo, decenas de vecinos primero, y cientos después, se movilizaron para pedir justicia. Cañuelas, en el límite entre lo urbano y lo rural, había conocido la tensión política en mayo, durante el debate por la Ley de revalúo inmobiliario, con la que los propietarios de tierras deben pagar impuestos actualizados. Hasta el 2009, el intendente local era Gustavo Arrieta, hoy Ministerio de Asuntos Agrarios del gobierno provincial de Daniel Scioli. Cuando el renunció, al frente de la intendencia quedó su mujer, Marisa Fassi. En el complejo mapa de la política provincial, ni ella ni su esposo son considerados sciolistas de “paladar negro”.

Durante el debate por la ley de revaluo, el enfrentamiento entre Fassi –que, como su esposo, apoyaba la medida- y la Sociedad Rural de Cañuelas se hizo explícito. El otro frente lo abrió la Cámara de Comerciantes de Cañuelas. Gustavo Sacco, dueño de la peluquería Fígaro, ganó en mayo pasado las primeras elecciones de la comisión directiva. El peluquero era parte de un grupo que había destituido al anterior titular de la institución, el maderero Héctor Burgariotti, por sus vínculos con la intendencia.

Sacco ganó por menos de 20 votos y desde que asumió no ocultó su perfil opositor a la gestión de Fassi. Se opuso al incremento de las tasas y su caballito de batalla fue plantear el problema del aumento de los delitos menores en la zona céntrica de Cañuelas.

El lunes, a medida que la protesta por los asesinatos crecía, los teléfonos de Sacco y de los representantes de la Sociedad Rural empezaron a sonar con insistencia. Lo que era una convocatoria contra la inseguridad –uno de esos estallidos que son comunes en la clase media del conurbano bonaerense- se convirtió en una protesta contra la intendenta.

La investigación
Con el volcán político a punto de estallar, el doble crimen se convirtió en un asunto de primer orden para el gobierno provincial. El jefe de la Policía Bonaerense, Hugo Matzkin, y el Ministro de Seguridad, Ricardo Casal, se hicieron presentes en el lugar. Matzkin intentó hablar con la multitud, que lo recibió con insultos. Casal dijo que pronto habría resultados.
La investigación fue encabezaba por el propio Hugo Matzkin y Jorge Nasrala, el número dos de la fuerza. Como suele pasar en los casos mediatizados, la misión era conseguir resultados rápido, aunque luego no se puedan sostener a largo plazo, algo que el Caso Candela dejó en claro. Todas las hipótesis apuntaron a Fernando Marconi, que además de ser el principal sospechoso, es hijo de un ex policía de la bonaerense que prestó servicios en la comisaría de Cañuelas.

La policía hizo 16 allanamientos en su búsqueda. En ninguno lo pudo encontrar. En los operativos, los investigadores recolectaron elementos que en teoría lo incriminan: los papeles de una moto Honda 125 negra, similar a la utilizada por los asesinos, y una campera azul quemada en cuyo interior había un pedazo de goma chamuscado. La versión policial es que uno de los sospechosos vestía una campera del mismo color y que la goma sería de una zapatilla que uno de los agresores perdió en la huida.

Fernando Marconi se entregó ayer por la tarde antes el juez de La Plata Federico Atencio, un hombre que tiene fuertes lazos con la policía bonaerense. Según trascendió, fue por propia voluntad. Atencio –que en el pasado estuvo a punto de ser candidato por el partido de Luis Patti, el ex policía hoy condenado a cadena perpetua- lo entrevistó durante unos minutos en su despacho, se comunicó con el fiscal Rodolfo Robatto y lo demoró en calidad de aprehendido.

El sospechoso pasó la noche en un lugar que no trascendió. Poco antes de las 9, Marconi llegó a la fiscalía de Cañuelas. Lo trasladó uno de los máximos jefes de la fuerza en persona. La zona estaba amurallada, pero algunos vecinos que lograron colarse le tiraron huevos y le gritaron asesinos.

En su declaración, Marconi negó haber estado en el lugar del crimen y nombró a varias personas que podían dar fe de ello. Su abogado es Rubén Carrazzone, el mismo que defendió a uno de los acusados en otro caso mediatizado: el asalto a Carolina Píparo, la chica que perdió su embarazo al ser baleada durante un asalto en 2010.

Después de la declaración, el fiscal de Cañuelas Cesar Robatto reconoció que “no hay muchos elementos de prueba que indiquen que Marconi haya estado dentro del comercio”, pero igual pedirá que quede detenido como coautor del asesinato. Mientras se escriben estas líneas, el fiscal se disponía a escuchar a otro hombre que fue demorado en Ezeiza. Se trata, según trascendió, de un joven que en 2005 fue detenido junto con Marconi por aquel asalto a Marcelo Massa, y que aquella vez no fue condenado. El fiscal reconoció que no hay ningún elemento que lo implique en el doble asesinato, de todas formas quiere tomarle declaración. Por último, en la tarde fue detenido Ignacio Daniel Chavero, un hombre de 28 años que, según trascendió hasta el momento, es el sospechoso de haber disparado contra los hermanos Massa. Todo sea por mostrar resultados.