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Un joven de 26 años denunció a la guardia de la comisaría Quinta por haberlo detenido sin justificativos para luego encapucharlo, golpearlo y finalmente quemarle el cuerpo con agua hirviendo.
Diego Orlando Toledo, domiciliado en Pasaje General Navarro al 500 señaló en diálogo con El Esquíu.com que el pasado jueves se encontraba solo en la vereda de su casa tomando algo, cuando dos motoristas Kappa pasaron por el frente y comenzaron a molestarlo. De acuerdo con su relato, le exigían de mala manera que ingresara a su casa, ante lo cual él respondió que no estaba haciendo nada. Los policías dejaron el lugar, pero minutos después habrían regresado junto a una camioneta con efectivos de la seccional.
Según la denuncia, unos cuatro o cinco oficiales comenzaron a forcejear y golpearlo hasta que finalmente se lo llevaron hasta la comisaría Quinta, donde comenzaron las torturas. Los oficiales le habrían lastimado las muñecas al colocarle las esposas muy ajustadas y luego le cubrieron el rostro con su remera, para que no viera quién lo golpeaba.

Quemaduras y amenazas

“Me encapucharon con la remera y me comenzaron a pegar entre todos, me tuvieron cerca de una hora pegándome por todas partes”, indicó Toledo, quien además añadió: “En un momento se sentía cómo hacían hervir agua y después me comenzaron tirar el agua caliente sobre el cuerpo”.
Aprovechando su ocasional anonimato, los efectivos le tiraron agua en varias partes de su espalda y de los brazos. Las secuelas se hicieron notar de inmediato y al joven comenzaron a salirle ampollas. Además, las heridas de las muñecas se vieron agravadas, tras lo cual lo habrían amenazado para que no los delatara: “Me dijeron clarito, ‘más te vale que no hagás ninguna denuncia si no la próxima vez directamente te matamos’”.
Luego del brutal destrato, Toledo debía ser trasladado desde la comisaría Quinta hacia la Novena, ya que el calabozo de la primera seccional no se encontraba en condiciones para tener a un detenido. El joven indicó que en un principio no lo querían admitir debido a las graves lesiones que tenía en su cuerpo. “En la Novena me trataron bien, incluso me decían que no me quede así y que cuando saliera hiciera la denuncia”, señaló.
“Me dejaron estropeado, yo estuve dos años en el Penitenciario pero cuando salí no hice ninguna otra cosa más. Yo como con lo que gano limpiando vidrios en la esquina de la terminal y ahora me dijeron que tampoco me querían volver a ver por ahí, porque me iban a levantar de nuevo, así que no puedo ni hacer esa changa”, dijo el joven.
No es la primera vez que Toledo dice ser agredido por los efectivos de la comisaría. Sin ir más lejos, hace un mes atrás habría protagonizado un episodio similar cuando los uniformados lo habrían arrastrado por la vereda de su casa.

“Algo habrás hecho”

Los familiares del joven no tuvieron noticias de él hasta el viernes a la noche, cuando luego de cumplirse las 24 horas de su detención recuperó su libertad.
“Me llevaron a que me vea el médico de la policía y él me dijo que por algo me habían pegado así, que seguro anduve haciendo algo… Y yo estaba sentado en la vereda solamente, ni me revisó prácticamente”, siguió contando Toledo.
Su tía, quien vive en el domicilio colindante al del joven, lo vio llegar en un deplorable estado y de inmediato le realizó otras curaciones: “No se entienden cómo pueden maltratar así a un ser humano, incluso si hubiese estado robando no tienen derecho a quemarlo, qué se puede esperar para la próxima entonces, lo pueden terminar matando. Vino una oficial de la Quinta a casa y estaba enojada porque dijo que ‘esta vez se les fue la mano’”.

Provocaciones

Según explican familiares y vecinos del joven, la policía siempre pasa por la zona provocándolos. “Nos tiran besos y siempre nos gritan cosas para que reaccionemos, los conocemos de vista pero no les sabemos bien los apellidos”, señaló un pariente de Toledo.
Este diario trató de comunicarse con las autoridades de la comisaría en cuestión. En dos oportunidades, la respuesta que dieron es que el comisario no se encontraba y que no había otra persona que pudiera dar una resupesta.