chapo 2Cosecha Roja.-

El Chapo estaba dormitando, vestido. Esperaba para salir rápido, como lo venía haciendo hacía 13 años, desde su última fuga del penal. Al lado de la cama de la habitación 401, tenía un arma. Apenas vio a los marinos intentó alcanzarla. No pudo.

Abajo, en la puerta del edificio Miramar, había cuatro camionetas blancas de la Secretaría de la Marina. Era un operativo conjunto: estaban la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) y la Procuraduría General de la República (PGR) de México, que habían estudiado sus movimientos de cerca los últimos días. En el lobby, su hombre de confianza y de seguridad, Carlos Manuel Hoo Ramírez, ya estaba detenido.  

El 17 de febrero, en Culiacán, había podido escapar. Por una puerta oculta debajo de una bañera, conectada a una red de túneles. Pero estaba cada día más desprotegido después de las detenciones de tres de sus hombres: ‘El Pelacas’, ‘El 19’ y ‘El 20’. Los celulares incautados y las señales vía satélite que conseguían a través de ellos, fueron claves.

El Pelacas tenía 20 teléfonos, varios con registro de llamadas a Sinaloa. Algunos de esos números eran de los hombres de seguridad de Ismael “El Mayo” Zambada, otro de los capos del cártel. Por esa información llegaron a “El 19” que, según las autoridades, era el jefe de sicarios del capo. A “El 20”, que sería el jefe de seguridad de Zambada, lo detuvieron transportando cocaína. Usándolos a ellos como informantes, encontraron a Guzmán.

Hacía dos días que estaba en ese edificio de once pisos. En otros escapes había tenido que usar túneles que conectaban al drenaje y puertas blindadas, pero este lugar no tenía más que dos salidas, y ni siquiera contaba con cámaras de seguridad. Según fuentes del gobierno, el edificio “era una ratonera” de la que Guzmán “sólo saldría vivo o muerto”.

Una residencia para nada lujosa, como la definen en la televisión mexicana. La ropa desparramada en la cama. La cama desarmada. Una valija roja de flores, abierta. La cerradura forzada. El living intacto, con su mesa, su sillón y sus flores intactas. Y la persiana de un balcón con vista al mar, cerrada. Estaba con una mujer. “Fue identificado al 100%”, dijo el Fiscal General Jesús Murillo Karam.

miramar

A comienzos de 2014 el diario mexicano El Universal denunció a la DEA por tener relaciones con los narcos. Una investigación propia reveló que miembros de la DEA y fiscales del Departamento de Justicia se reunieron y negociaron en secreto con miembros de cárteles de narcotráfico para obtener información de organizaciones rivales, incluido El Chapo Guzmán. Jesús Manuel Fierro Méndez, miembro del cártel de Sinaloa, había declarado en 2010 haber sido “portavoz” y pasado información a funcionarios estadounidenses con acuerdo de los “niveles más altos”.

El Chapo fue trasladado al penal de alta seguridad El Altiplano en un helicóptero Black Hawk de la Policía Federal. Lo siguieron de cerca dos helicópteros más: uno de la Armada y otro de la Fuerza Aérea de México. Despegaron en el hangar de la Marina en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, y aterrizaron en el Centro Federal de Readaptación Social Número 1 (Cefereso). El Altiplano no es un lugar extraño para él, aunque sí está cambiado desde 1993, la última vez que estuvo detenido.

Se escapó el 19 de enero de 2001 del penal de máxima seguridad de Puente Grande, en el estado de Jalisco. Llevaba ocho años preso. Fue el único que se logró fugar de esa cárcel. Debía estar doce años más para cumplir su condena por asociación ilícita y cohecho. Además, todavía tiene juicios pendientes por narcotráfico, que se le iniciaron antes que escapara.

Joaquín Archivaldo Guzmán Loera tiene 57 años y era el principal traficante de drogas de México desde la caída de Osiel Cárdenas, líder del Cártel del Golfo. En palabras de la revista económica Forbes, era uno de los hombres más ricos del planeta y manejaba su propio holding empresarial.

Según la Secretaría de Gobernación, el Chapo está –ahora- en el área de tratamientos especiales del penal. Sin ventanas, sin llamadas telefónicas, sin contactos con otros internos. Sabe que Estados Unidos quiere pedirlo en extradición. Óscar Quirarte, su abogado, ya se presentó en el lugar para pedir toda la documentación.

El Chapo ya tendría sucesor. Es el ahijado del líder. Se llama Dámaso López Jr, pero le dicen Mini Lic, por ser el hijo de El Licenciado, Dámaso López Núñez. Sería el encargado de aggiornar la organización. Es joven, millonario y seductor y tiene casi 15.000 seguidores en Facebook. En uno de sus últimos posteos, llamó a dar like “si apoyas al Cártel de Sinaloa. Por un México sin secuestros ni extorsiones”. Tuvo 3599 likes y fue compartido 352 veces. Encabeza un grupo de jóvenes del Cártel de Sinaloa que en las redes sociales se llaman Los Ántrax.

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Alfredo e Iván Guzmán, supuestos hijos del capo, hablaron por Twitter. “Aquí llevándome la verga, a mí me van a pagar con creces esos perros que le pusieron una mano encima a mi padre”, escribió Iván. Alfredo, más sentimental, puso: “Mi padre como lo respeto, es un buen hombre y generoso y traigo su escuela y no lo niego, soy hijo del Chapo Guzmán”. Pero los dos coinciden en estar a la espera de “recibir órdenes”.

Mazatlán tiene un clima tropical y una de las mejores cervezas de México. Le llaman “La Perla del Pacífico”. Hoy, además, tiene otra atracción turística: el condominio Miramar, el lugar donde capturaron al Chapo Guzmán y donde los turistas ya se toman fotos.