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Cosecha Roja.-

A la historia del cártel Los Caballeros Templarios le faltaba una escena: la fiesta narco. A 30 minutos del municipio de Apatzigán, Nazario Moreno alias El Chayo tenía “La Fortaleza de Anunnaki”, un santuario oscuro de la diversión.
La propiedad era un centro de diversiones incrustado en el desierto de Michoacán. Allí cantaron artistas como Jenny Rivera, Ninel Conde, Calibre 50 y Mariano Barba. Allí había un casino, mesas de billar, metegol y un ruedo para peleas de gallos con capacidad para mil personas.
“La Tuta”, “Kike Plancarte”, “El Pantera” y todos los jefes de la organización armaban parrandas del exceso durante fines de semana completos. En las poblaciones cercanas tenían “halcones” puestos para que informaran la llegada de las autoridades.
Es inevitable recordar la “Hacienda Nápoles”, ese ícono de la ostentación narco construida por Pablo Escobar al sur de Antioquia, Colombia. Una quinta de 3 mil hectáreas acondicionadas para nacer, vivir y morir. El sueño tropical de Al Capone: colección de autos antiguos, pista de aterrizaje para aviones Hércules, una réplica del parque jurásico y un zoológico con más de 1500 especies, entre ellas hipopótamos. Estos últimos, convertidos en personajes de literatura, fueron noticia cuando se escaparon, e inspiraron las primeras páginas de El ruido de las cosas al caer del colombiano Juan Gabriel Vásquez.
En el caso de Los Caballeros Templarios el personaje literario es el mismo jefe, El Chayo, muerto dos veces. En 2010 el capo fue abatido por el gobierno de Felipe. Casi cuatro años después se comprobó que estaba vivo y el pasado 9 de marzo lo mataron en un enfrentamiento con el ejército y la marina mexicanos. Un narco que se levantó de las cenizas y volvió a la ultratumba.
Para entrar a “La Fortaleza” y participar en los espectáculos de las galleras amenizados con mariachis y música norteña había que pagar hasta dos mil pesos mexicanos. Si algún curioso filtraba la seguridad y pasaba el umbral de entrada era secuestrado y asesinado.
Las fiestas clandestinas fueron disfrazadas de reuniones oficiales de la Unión de los Ejidos “Rayos del sur”, presidida por Juan Polvos, director del Conalep de Apatzingán; el regidor Isidro Villanueva Moreno y por Manuel Mendoza, hermano de la senadora Iris Vianey. Todos denunciados por los grupos de autodefensas como cómplices de Los Caballeros Templarios.
“La Fortaleza de Anunnaki” es una de las tres propiedades del cártel en la zona. También son dueños de una casa lujosa en Nueva Italia, otra en Apatzigán y una mansión con pileta en el municipio de Parácuaro.