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Por Cosecha Roja. –

Rosa Isabel Solís hizo lo que cualquier madre: como no tenía noticias de su hija, Margarita Giménez, ni de su yerno, Ramón López, fue hasta el campo donde vivían. Hizo 6 kilómetros a oscuras hasta llegar a la chacra de San Bernardo, cabecera del departamento de O’Higgins, en el centro de la provincia de Chaco. La hija y el marido alquilaban una parcela dentro de la propiedad de 100 hectáreas de Joaquín Vallejos. Vivían en una casita humilde, tenían una beba de 1 año. Rosa traspuso la tranquera y el chirrido retumbó en el campo como un trueno: la casa estaba abierta, toda revuelta, pero ni rastros de la hija, del  yerno, de la nietita. Avanzó, pero le temblaban las piernas. Cuando salió al patio trasero la recibió un olor fétido. Se acercó al aljibe. En el fondo del pozo encontró el cadáver de su hija. Pero ni rastros de su nieta, nada sobre su yerno.

A pesar de la conmoción, Rosa llamó a la policía. Al poco tiempo el comisario Remigio Cacholatti y el fiscal Sergio Ríos ordenaron cercar la zona y comenzar con los rastrillajes. Todos los dedos apuntaban en dirección a López. Pero la noche fue demasiado obstáculo y los trabajos se atrasaron hasta la puesta del sol. Recién por la mañana los bomberos pudieron retirar el cuerpo de Margarita. Una vez que sacaron del aljibe a la chica de 23 años se encontraron con que debajo suyo estaba su hija de un año. Dos cuerpos sin vida, dos muertes inexplicables. Rosa pensó que más le valía a López haberse escapado bien lejos. Hasta que los peritos forenses dieron con su cadáver en un algodonal. López estaba en un foso, a unos 70 metros de la casa. Lo habían cubierto con durmientes. Tal vez para que la investigación se enfocará en él y los verdaderos culpables ganaran algo de tiempo para cubrir sus pasos. Junto al cuerpo del hombre de 52 años, también escondido entre el algodonal, los peritos encontraron un Zanella de 50 cc. Todos los cadáveres habían estado entre 7 y 10 días escondidos y tenían un avanzado estado de descomposición.

A sangre fría. Según explicó el fiscal Ríos al Diario Norte, las muertes de Margarita y de su hija serían por aplastamiento de cráneo con un objeto contundente. Mientras que López tenía un orificio circular en su espalda, que los peritos todavía no pudieron precisar si fue causado por un balazo o por un objeto punzante cilíndrico. Vallejos, el dueño del campo con quien López compartía el sembrado de algodón, no recordaba la última vez que vio a las víctimas, pero calculó que desde hacía entre siete y diez días que no tenía comunicación con ellos. Los investigadores se preguntan si el cuerpo que hallaron apenas un día antes, el 27 de febrero, desnudo, en una represa de camalotes a 5 kilómetros de la chacra, es apenas una casualidad o está conectado con el caso. Sobre todo porque al principio creyeron que el trabajador rural Higinio Ardiles se había ahogado. Pero los peritajes revelaron que tenía heridas en el cuello, en el abdomen y en los tobillos.

Por el triple asesinato detuvieron a dos personas. El primero en caer fue el hermano de Margarita. Horas después, uno de sus allegados. Los dos permanecen detenidos en la Comisaria de San Bernardo y serán trasladados en las próximas horas para que presten declaración en Villa Ángela. Una de las hipótesis que manejan los investigadores es que a pesar de convivir con Margarita, López habría tenido relaciones paralelas. Además, confiaron fuentes judiciales, el trabajador rural tendría antecedentes de violencia de género con su mujer. Por eso creen que el móvil podría ser la venganza y que la habrían llevado a cabo parte de la familia de Margarita después de que López, en un ataque de furia, matara a la mujer y a su propia hija.

Uno de los detalles claves del caso es que el foso donde encontraron a López está en el medio del algodonal y pocas personas conocen su existencia. Ese dato limitaría el número de sospechosos a personas cercanas a la pareja que conocían el campo como si fuera propio. Ahora Rosa ve como la investigación cierra el circulo sobre su propia familia. Y todo por seguir sus instintos de madre.