caceria mapuche

Por Hernán Horacio Schiaffini*

Tesis 1: Hacen del enemigo algo mucho más peligroso de lo que en realidad es

El Estado, el gobierno, los medios de comunicación y las fuerzas de seguridad han delimitado a su enemigo: la RAM. Haciendo caso de todo lo que dicen y dándolo por cierto podemos afirmar que incendiaron un camión, un puesto de Benetton, dos refugios, una plantación de frutilla y cortaron las rutas repetidamente.

Si así fuera es ilegal, es cierto. Pero en respuesta a estas supuestas acciones el Estado ha producido un desaparecido (Santiago Maldonado, de quien meses después supimos que estaba muerto), un muerto (Rafael Nahuel), al menos unos veinte heridos en represiones anteriores y otros veinte detenidos y procesados. El 25 de noviembre los agentes del Grupo Albatros dispararon con subfusiles automáticos a mansalva sobre un grupo de muchachos que, siempre según su propia versión, tenían armas de puño, lanzas con banderas y boleadoras (en la inspección ocular posterior se comprobó que no había armas.) Un muerto y dos heridos del lado mapuche, ni un rasguño para los prefectos. ¿Quién es más peligroso?

Tesis 2: Para el Estado, el diálogo es una cáscara

Las invocaciones al diálogo, la buena onda y el trabajo en equipo se terminan cuando hay que ceder algo. Y más todavía cuando ese algo es un pedazo de territorio.

Haciendo abuso de una ignorancia supina y un cinismo a prueba de balas, Macri, Peña, Bullrich, Garavano y toda la trouppe defienden la cosa pública y los valores ciudadanos con un fervor que no hallamos a la hora tomar deuda o privatizar servicios. Los bosques y lagos patagónicos está llenos de lugares adonde no se puede llegar ni cruzar o adonde está prohibido pasar. Pero la indignación y el énfasis por la preservación de lo público sólo aparecen cuando un grupo de desharrapados de tez morena, que volvieron a aprender su lengua, se proponen vivir en la montaña.

No hay conversación posible: las mesas redondas apenas sirven para ganar tiempo mientras se consuman los hechos. Se ignoran los derechos de los pueblos originarios y se impone una visión uniforme de la historia y la cultura. No hay otro territorio sagrado que la propiedad privada, no hay otra religión que el laicismo estatal, no hay otro diálogo que el de la fuerza.

Tesis 3: Los resortes de la balanza judicial están inclinados hacia un solo lado

Podemos hablar del artículo 75 inc. 17 de la Constitución Nacional; podemos hablar del Convenio 169 de la OIT sobre “Pueblos indígenas y Tribales”. Se reconoce la preexistencia, se reconoce la autodeterminación y se comanda a “consultar de manera efectiva”. Nada de eso se cumple. El principal incumplidor de la ley es el Estado. Pero no hay fallos judiciales que le fuercen a reconocer, a reparar, a resarcir. No hay ni una sola buena noticia en el horizonte del Poder Judicial para los pueblos originarios. ¿Acaso no sería bueno cumplir la ley para empezar dialogar? ¿No es lo que dicen?

En las “pequeñas” cosas tampoco hay justicia. Las casas de los mapuche se incendian solas, las denuncias de torturas duermen en los cajones. Fausto Huala, hoy detenido y en huelga de hambre, fue herido en enero por la Policía de Chubut: ¿cómo sigue esa causa? ¿Y las personas que fueron trasladadas en celular desde El Maitén a Esquel por la ruta del Parque Nacional Los Alerces recibiendo patadas y amenazas? ¿Se les proveyó justicia? ¿Y los policías que torturaron a Gonzalo Cabrera? ¿Fueron exonerados? ¿Y el fiscal Oro?

¿Qué clase de indignación despliegan, entonces, los ciudadanos de Bariloche, Esquel, El Maitén? La estatua de la justicia está vendada, pero huele el humo de las ropas mapuche y frunce la nariz.

Tesis 4: Tener buen corazón no te hace inmune a las balas

Santiago y Rafael son la prueba. No por ser solidario, ni por haberla luchado, ni por tener razón las balas van a esquivarnos. Nos matan lo mismo. Se puede morir en el Alto de Bariloche perseguido por la policía o por bandas rivales. ¿Cuántos con historias como las de Rafael Nahuel mueren en el Alto? O te pueden matar las balas siendo un niño, como le pasó a Kevin Molina en Zavaleta. Se puede morir sin causa y aunque hayas encontrado un motivo también te pueden matar.

El mundo mapuche es bello. He presenciado lo que llamaríamos “milagros” en el marco de ceremonias. He visto el paisaje con otros ojos, he tratado de entender la lógica que está detrás de hechos aparentemente simples. Enriquece la vida de cualquiera. Hay derecho y hay razones para reconstruir ese mundo. Es justo.

Pero los pu newen no te protegen de las balas. Los ngen no te protegen de las balas. La mapu no te protege de las balas. Prefectos, gendarmes, policías: son muchos más, tienen más recursos, armas automáticas, el aval de las instituciones y de mucha gente. No se les puede dar batalla sólo con piedras, hondas y convicción. Ni tampoco con armas más grandes: siempre que escaló la violencia cayeron los del mismo lado.

La represión es complicada y sofisticada, aunque no lo parezca. Vale la pena la pelea cuidando a los hermanos, a los compañeros. Ellos van por todo y nosotros somos nada.

Tesis 5: La represión desproporcionada e impune tiene efectos políticos

Es una obviedad. La represión proporcional y controlada también los tiene. Hay diferencias. Algunos dirán que es todo un plan represivo sistemático y concertado contra el pueblo mapuche. Otros que es mucho más improvisado y que si al perro se le suelta la correa, muerde. No importa. Las consecuencias igual se producen. Aquí se ha roto un dique de contención, se han cortado las ataduras, ha aflorado aquello que siempre estuvo pero no podía decirse.

Huele a revancha. Detrás de las nuevas loas al Estado y al orden se asoma la restauración. Los terratenientes, grandes y chicos, también llevan a cabo sus “recuperaciones”. A sangre y fuego.

A la ráfaga de ametralladora del Grupo Albatros le sigue el comentario del troll en Facebook. Al muchacho internándose en un río helado le sigue el comentario racista en una nota de La Nación online. A la policía allanando sobre denuncias infundadas o llevándose gente de las pizzerías le siguen marchas por la “Paz” en Esquel o El Maitén. Al cadáver de un pibe sacado en ambulancia le sigue el automovilista que se pone contento porque la ruta ha sido despejada.

Está abierta la temporada de conejos.

Coautor del libro Pangui Ñi Pünon / Las huellas del puma