El Espectador.-

El 31 de octubre de 2010, en la noche de Halloween, murió Luis Andrés Colmenares. El joven fue hallado en el caño del parque El Virrey luego de haber salido de una fiesta en compañía de sus compañeros de universidad.

Este es uno de los casos más sonados en el último año, pues su familia ha luchado sin cansancio por esclarecer el hecho, que en principio se trató como un suicidio, pero luego de haber realizado la exhumación del cuerpo las autoridades confirmaron que se había tratado de un asesinato.

Por el caso Colmenares, Laura Moreno y Jessi Quintero, también estudiantes de la Universidad de Los Andes, se encuentran privadas de su libertad. Así mismo, Carlos Cárdenas, quien hace parte de la misma institución educativa, se encuentra vinculado al proceso y hace pocos días quedó libre tras haber permanecido un mes en prisión en la cárcel La Modelo.

Otro caso que indignó al país fue el asesinato de Mateo Matamala y Margarita Gómez en enero de 2011. Los jóvenes estudiantes de Biología viajaron a San Bernardo del Viento, en Córdoba, a tomar vacaciones y a buscar un lugar para desarrollar su trabajo de grado, pero la muerte, la violenta, la injusta, la que no avisa, los sorprendió.

Un detective que participó en la investigación aseguró que los mataron porque llegaron al sitio donde la banda criminal ‘Los Urabeños’ tenía una caleta con 700 kilos de coca.

La historia de Mateo y Margarita comenzó el 4 de enero de 2011. Un mototaxista identificado como Cristian David Bravo los transportó varios días. Sobre él recayeron las primeras sospechas, que fueron acertadas. Tras la interceptación de una llamada al mototaxista lograron determinar que los estudiantes no sólo descubrieron la caleta al lado de una casa, sino que vieron quiénes movían la droga.

El dueño de la casa y administrador de la caleta llamó a Salvador Negrete Sepúlveda, hombre de confianza de alias Gavilán y jefe de ‘Los Urabeños’ en la población. Le contó que dos muchachos llevaban días rondando, que habían visto el embarque de droga y sabían dónde la escondían.

Por este hecho han sido capturados cinco de los 11 supuestos involucrados, entre ellos al mototaxista.

El 22 de marzo de este año, Diego Andrés Mancipe se suicidó lanzándose al vacío desde uno de los edificios de la universidad. Las autoridades encontraron una carta en un casillero del claustro en donde se despedía de su familia. En la misiva decía que se encontraba aburrido con su vida y pidió que sus órganos fueran donados.

La muerte más reciente es la de Neftalí Adolfo Chamucero, quien cursaba último semestre de ingeniería de sistemas. El joven cayó desde el séptimo piso de un edificio ubicado en la calle 146 con carrera Séptima en Bogotá. El universitario se encontraba en compañía de amigos en una fiesta privada.

El hecho es investigado por las autoridades, quienes tratan de establecer cómo ocurrió el trágico suceso. El director de Medicina Legal, Carlos Eduardo Valdés, dijo que el cuerpo tenía signos de violencia.

La madre del estudiante pidió a los compañeros de Neftalí que se encontraban con él el día de su muerte que cuenten todo lo que saben para lograr esclarecer el hecho que hoy enluta a una familia.