masacre-en-buenaventuraEl Tiempo.-

Los homicidios cometidos por estos grupos en el 2012 triplican a las muertes por el conflicto.

Este comienzo de año, las bandas criminales han dejado sentir hasta dónde su capacidad de violencia las está afianzando como el mayor reto para la seguridad en el país.

Cuando aún las autoridades están concentradas en aclarar las masacres en Envigado (Antioquia) y en Buenaventura (Valle), este sábado otro homicidio múltiple sacudió al país. Cinco hombres y una mujer fueron hallados muertos en la vereda Santa Isabel del Manso, en Tierralta (Córdoba). La primera hipótesis de los investigadores es una venganza de miembros de los ‘Urabeños’.

Esta misma banda criminal ha revivido el fantasma del desplazamiento forzado en Chocó. En asocio con los ‘Renacer’ -una pequeña banda que ha logrado mantenerse por más de siete años en esa zona y que acaba de perder a uno de sus jefes-, sacó a por los menos 900 personas de sus casas. Esta semana se refugiaron en albergues en Docordó, huyendo de la disputa que esas organizaciones tienen con los ‘Rastrojos’. “Se pelean el control de las rutas por el Pacífico desde Juradó hasta Tumaco”, dice un investigador.

Esa guerra entre bandas se viene repitiendo en regiones estratégicas para el tráfico de cocaína. En el puerto de Buenaventura 8 personas que al parecer pertenecían a la banda los ‘Diablos’, de Cali, fueron asesinadas el pasado fin de semana. La hipótesis más fuerte es que los de Urabá les cobraron haber entrado en contacto con el grupo criminal que les disputa el control del microtráfico en el Puerto: ‘una oficina de cobro’ (de sicarios) que allá es conocida y temida como ‘la Empresa’. Esa organización trabajaba para los ‘Rastrojos’.

Tras el declive de esa bacrim por la decisión de sus máximos jefes, los ‘Comba’, de someterse a la justicia de Estados Unidos, y tras la captura de sus principales herederos, ‘la Empresa’ intenta manejar nuevos espacios. De allí los sangrientos choques con los ‘Urabeños’, que son hoy por hoy la única banda con presencia en varias zonas del país.

Motor criminal

El año pasado, que marcó un récord nacional en la caída de los asesinatos (14.700, cifra similar a la de 1984, pero con una población que creció en más de un tercio), registró también una intensa actividad homicida de las bandas.

Esos grupos son responsables de 8 de cada 10 masacres. Y mientras el conflicto armado produjo, según registros de la Corporación Arcoiris, unas 800 muertes en el 2012, la Policía calcula que los asesinatos relacionados con las bandas pueden llegar a los 2.500.

Investigadores señalan que la violencia extrema de muchos de esos crímenes -decapitados, asesinatos indiscriminados de mujeres y hasta niños- reproduce el modelo utilizado por los ‘paras’ en sus comienzos: no se trata solo de eliminar al contrario, sino de que los métodos atroces generen terror y obediencia.

“Buena parte de esa violencia se da entre miembros de las mismas organizaciones criminales”, dice el general Rodolfo Palomino, director de Seguridad Ciudadana de la Policía. Además, agrega el general, otras organizaciones delictivas -‘jaladores’ de carros, falsificadores, ladrones de celulares y redes de corrupción- terminan creciendo para ‘proveerles’ servicios ilegales.

En Cali, la Personería denuncia que detrás de la violencia entre pandillas, que en lo que va del año deja al menos 11 muchachos asesinados, se siente el poder de las grandes bandas.

La Fundación Ideas para la Paz, que acaba de terminar una investigación sobre la confluencia entre esos grupos, cultivos de coca y minería ilegal, advierte que la violencia se ha incrementado en las ciudades porque mientras que en las zonas de cultivo hay acuerdo entre bandas y guerrilla, en centros urbanos se disputan a muerte el control del microtráfico.

La desaparición de la marca ‘Rastrojos’ ha generado una sangrienta puja entre otros grupos de delincuentes que antes les reportaban a los ‘Comba’. Además de ‘la Empresa’, hay en el Valle otra minibanda, ‘la Oficina’, que busca entrar a las grandes ligas del crimen. Y en la Costa hay una nueva banda ligada a los herederos de un viejo ‘para’, Hernán Giraldo, que se les está saliendo de las manos a los ‘Urabeños’. Los ‘Botalones’, en el Magdalena Medio, conformada por ex-Auc cercanos a Ramón Isaza, también están en la puja por confirmarse como un grupo independiente.

Esa intensa puja entre ilegales, siempre ligada al control del narcotráfico, impacta en todos los indicadores de violencia. De poco más de medio centenar de alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo sobre desplazamientos o masacres el año pasado, en 43 el generador de la amenaza fue una banda criminal.

Defensoría y Fiscalía coinciden en señalar también que esos grupos pesan cada vez más en el reclutamiento de menores de edad, si bien en esa materia las guerrillas siguen siendo el principal factor de riesgo.

Tan solo el año pasado, la Fiscalía capturó a 76 personas dedicadas exclusivamente a enganchar a menores de edad, a los que utilizan como ‘carne de cañón’ en sus vendettas y para mover droga, aprovechando que tienen beneficios penales.

En materia de narcotráfico, la Policía señala que si bien en las zonas de producción sigue siendo fuerte la presencia de la guerrilla, el envío de los grandes cargamentos de cocaína al exterior tiene los sellos de las grandes bandas, especialmente de los ‘Urabeños’.

Con unos 1.500 delincuentes en sus filas, este grupo colonizó las zonas desalojadas por los ‘Rastrojos’ en varias zonas del país. En su avance hacia el sur, los de Urabá buscaron alianza con lo que quedaba de los ‘Machos’, archienemigos de los ‘Rastrojos’, y revivieron el poder de los herederos del capo del narcotráfico Iván Urdinola Grajales.

Esa capacidad para ‘reciclar’ en el mundo de la criminalidad representa además un riesgo potencial para la paz: muchos análisis, incluso del Gobierno, dan casi por descontado que si la negociación con las Farc termina exitosamente, de todas maneras habrá disidencias que terminarán emulando o absorbidas por las bandas, como ocurrió tras el proceso de paz con las Auc.

Caso Envigado: ‘Rogelio’ suena de nuevo

La masacre, el 31 de diciembre, de nueve personas en Envigado, entre ellas varios jefes de sicarios de la temida ‘Oficina’, sigue concentrando esfuerzos de las autoridades. Se investiga si uno de los muertos tenía vínculo familiar con ‘Rogelio’, uno de los máximos jefes, que negoció con EE. UU.