crucificado

Fue penado con seis años de prisión por varios hechos, entre ellos por la detención de un joven que fue golpeado, maniatado y colgado en un poste en una esquina de la ciudad cordobesa de San Francisco.

Un policía fue condenado en un juicio abreviado a seis años de prisión por golpear a un joven y “embalarlo” simulando una crucifixión. Por ese episodio, que dio vuelta por las tapas de los diarios de todo el país, el oficial principal Carlos Alberto Flores, ex jefe de la comisaría 6ª de la localidad santafesina de Frontera acordó su pena que cumplirá en la Alcaidía de la Jefatura de Rafaela.

Flores, asistido por los abogados Pablo Mosconi y Raúl Domenella, acordó con los fiscales Guillermo Loyola y Carlos Vottero, aceptar su responsabilidad en varios hechos que se produjeron entre abril y mayo de 2014 en la dependencia policial que el dirigía.

El hecho más resonante tuvo como protagonista a Víctor Robledo, un joven que en la madrugada del 22 de mayo de 2014 fue hallado en la esquina de 25 de Mayo y Sabbattini, de San Francisco (ciudad cordobesa que está separada de Frontera por una calle) por los agentes Matías Almirón y Marcelo Miranda, integrantes de una patrulla del Comando de Acción Preventiva de Córdoba. Robledo estaba atado con cintas de embalar a unos maderos ubicados en forma de cruz y con su cabeza cubierta en su totalidad, con excepción de un hueco en su nariz para que pudiera respirar.

Robledo había sido detenido el 21 de mayo. Luego de pasar varias horas en la comisaría sin acceso a agua ni alimentos ni con permiso para ir al baño, a las 2 de la madrugada policías que dependían de Flores lo sacaron al patio, donde la víctima fue objeto de una golpiza y donde lo embalaron para hacer el simulacro de crucifixión.

Además de los delitos de privación ilegítima de la libertad y vejaciones abusivas agravadas en concurso real, Flores también fue hallado culpable del delito de lesiones gravísimas reiteradas, agravadas por abuso del cargo y por el uso de arma de fuego, en concurso real en otros casos.

En el fallo judicial se detalla que el 18 de abril de 2014 Flores y otros policías fueron convocados para reprimir un conflicto callejero.

La represión policial fue observada por un menor, Walter Ezequiel D. Flores. Al ver al testigo el uniformado extrajo su pistola reglamentaria y le disparó a Walter por la espalda. Una bala rozó la cabeza de la víctima y otra le impactó en el área subclavicular izquierda, provocándole lesiones cuyas consecuencias quedarán de por vida.

Un día después, en otro incidente callejero, Flores se cruzó con Gerardo M., quien estaba observando un procedimiento de requisa a dos menores, uno de ellos su sobrino, al que el entonces titular de la comisaría de Frontera le apuntaba con una escopeta cargada con balas de posta.

Al advertirle Gerardo M. sobre la peligrosidad de tal actitud, Flores le disparó ocho veces con la escopeta, provocándole una grave fractura en el fémur.

En el juicio abreviado, Flores obtuvo algunas ventajas importantes. Ya no estará alojado en el penal de Coronda sino en la Alcaidía rafaelina, mucho menos hostil que la prisión provincial. Además, zafó de algunas imputaciones que originalmente se le habían formulado, como el homicidio calificado en grado de tentativa por los disparos contra el menor Walter D. y también evitó la carátula de torturas contra el “crucificado” Robledo, que le podrían haber provocado un perjuicio más grande en su condena.

Cabe destacar que los procesos siguen contra otros policías que actuaron en los vejámenes de los que fue víctima Robledo, en tanto que ya había acordado una condena de 5 años otro ex policía.

Fuente: El Ciudadano