Ayacucho - BS AIRES

Cosecha Roja-.
Para los investigadores del homicidio de Carlos Hugo Irigoyen –el empleado de Obras Públicas de Ayacucho degollado hace nueve días-, las sospechas apuntan a su esposa. La mujer de 43 años, detenida por el caso junto con un hijo suyo de 19, habría contratado a tres hombres para cometer el crimen. Según se desprende de la declaración de estos testigos, ella les pagó 22.000 pesos, que se habrían quedado sin cumplir con lo acordado.

Después de dos marchas organizadas por vecinos, que se sucedieron el martes y miércoles pasado, la mujer de 43 años, y su hijo de 19 -de un matrimonio anterior- se negaron a declarar ante la indagación del fiscal de Dolores Diego Bensi, que les imputó el delito de “homicidio agravado” contra Irigoyen, que tenía 59 años y seis hijos, tres de ellos con la ahora detenida.
Ambos fueron detenidos el viernes, a instancias de una serie de elementos que los comprometieron y por contradicciones en la declaración de la propia mujer.

Según la versión de los tres testigos, la mujer los contrató para matar a Irigoyen. “El viernes anterior al hallazgo del cadáver de la víctima fueron a Ayacucho, donde la acusada les pagó los $ 22.000, que, justamente, su esposo tenía previsto utilizar para la compra de un automóvil”, informaron fuentes judiciales. En vez de cometer el crimen, los tres hombres regresaron a Villa Gesell con el dinero y decidieron contar lo ocurrido cuando se enteraron del homicidio: no quisieron quedar “pegados” al hecho.

La principal hipótesis que maneja el fiscal Bensi, apunta a que luego de que estos hombres se fueron de la casa de la víctima, Irigoyen fue a buscar el dinero para comprar el auto. Como no lo encontró, tuvo una discusión con su esposa y el hijastro. En ese momento, el hombre habría sido asesinado dentro de la casa, donde los peritos hallaron rastros de sangre. Se deduce que la causa de la muerte fue un corte profundo en la garganta, aunque el cuerpo de Irigoyen sufrió varias heridas.

El cadáver de Irigoyen se encontró el sábado 1 de junio por la tarde en el fondo del canal “Arata”, una zona de quintas en las afueras de Ayacucho. Cómo llegó el cadáver desde la casa hasta ese canal, es uno de los puntos a resolver, aunque se sospecha que probablemente en una moto que fue secuestrada en la casa de su mujer.

El móvil del crimen todavía no queda claro y el juzgado de garantías nº2 de Dolores prefiere no adelantar declaraciones. Irigoyen, que prestaba servicios en Obras Públicas (y se encontraba con licencia médica hacía meses), también realizaba una importante actividad partidaria en el peronismo local y era dueño de varias propiedades.