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“Te voy a sacar con un caño”, le dijo Cristian Bay a M. la noche del 14 de febrero de 2017.  “Y a vos también te voy a matar y no vas a entrar más a la facultad. Estás muerta”, sumó para F. Ambas frases constan en el fallo judicial que dictaminaría luego una probation. La situación de hostigamiento y amenazas había llegado a un límite. Según detalló M., los maltratos sistemáticos eran vía mensajes, Whatsapp, y presencialmente en la Facultad. Trataba a las graduadas de la facultad de “inútiles” y aseguraba que lo que tenían se lo debían a él. “En cuanto hubo diferencias, comenzaron los maltratos”, sintetiza M.

Cristian Bay es referente político de la Unión de Estudiantes Sociales (UES) y tiene un cargo en la gestión de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. En febrero de 2017 fue denunciado por dos docentes por amenazas. Un año y meses después, por miedo a la revictimización en un juicio oral, ambas acordaron una probation. Pero la presencia de Bay en la facultad las desalentó de retomar sus clases. La situación recién se visibilizó en agosto de este año, cuando la agrupación de la que él es referente político, con mayoría estudiantil en el Consejo Directivo, propuso destituirlas por ausentismo. Pero contrario al discurso de la gestión, fue en aquella enunciación pública que comenzó de nuevo el circuito de revictimización. 

El fallo que deja asentada la probation para Bay lo dice reiteradas veces: tras las repetidas amenazas, las docentes tienen miedo. Fue por eso que, ante el liderazgo político y el protagonismo social de Bay, se apartaron de las aulas por un tiempo, motivo por el cual la UES impulsó el proyecto para destituirlas. A partir del destape de las violencias ejercidas por parte de Bay, una parte del estudiantado se movilizó. “La comunidad educativa está pidiendo que se lo separe”, dice Florencia Seminara, representante estudiantil. Sin embargo, la mayoría estudiantil en Consejo y actual conducción del Centro de Estudiantes resiste en defensa de “su compañero”.  Desconsiderando los consensos sociales dentro de la Universidad en torno al tratamiento de violencias de género, la UES negó las denuncias y amenazó con tomar acciones ante quienes continuaran efectuando “daños y perjuicios” sobre su organización.

Institucionalmente se abrieron dos procesos paralelos. Las sesiones del Consejo Directivo donde se presentó la propuesta de destituir a Bay por ser una persona denunciada por violencia en la justicia, perdiendo idoneidad para participar de actividades universitarias -como Secretario de Desarrollo y como estudiante-, fue postergada una y otra vez, y al día de hoy no hay certeza sobre cuando será tratada. El Consejo Directivo fue tomado ayer por estudiantes de la UES para evitar la votación. “Esta medida no fue consensuada entre el estudiantado y no tiene antecedentes en los últimos 30 años de nuestra facultad”, explicó una militante estudiantil de la lista opositora. En otro plano, corre la implementación del Protocolo contra la violencia de género que la Facultad adoptó de la UBA y cuya aplicación depende del grupo interdisciplinario “No a la violencia de género”, que se mantiene trabajando bajo éticas de confidencialidad y preservación de las sobrevivientes de violencia. Hoy no hay resoluciones visibles.