paulina-lebbosCosecha Roja-. Un hombre de 34 años fue detenido ayer por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), acusado de haber asesinado a Paulina Lebbos en 2006. Tras declarar anoche durante varias horas quedó alojado en la alcaidía de Tribunales.

Paulina Lebbos era la hija del subsecretario provincial de Juventud y estudiaba Comunicación Social en la Universidad Nacional de Tucumán. Desapareció el 26 de febrero de 2006, la noche en que había salido a bailar con unas amigas para festejar: habían aprobado una materia.

Entre las seis y las siete de la mañana tomó un remis con su amiga Virginia Mercado. Desde que quedó sola en ese auto, yendo a la casa de su novio César Soto, no se supo nada más. Hasta el 11 de marzo de 2006. Dos hermanos, Sergio y Marcelo Goitia, encontraron el cuerpo cuando andaban a caballo a la vera de la ruta 341, en Tapia, a 30 kilómetros de la capital tucumana.

“Dos chicos de un coraje extraordinario. Cuando los hicieron firmar, incluso uno ni si quiera sabía escribir”, dijo el padre de Paulina, Alberto Lebbos.

Cuando lo encontraron, el cuerpo ya estaba descomponiéndose y tenía varias heridas de arma blanca, quemaduras de cigarrillos y desprendimiento de cuero cabelludo.

“Buscamos con los amigos, comenzamos a recorrer hospitales, pero no la encontramos. Entonces fui a la Policía. Pero ese día jugaban San Martín y Atlético, y casi toda la policía estaba ahí, por eso nos mandaron a otra comisaría. Nos tomaron la denuncia y yo pensé que en ese momento habían comenzado a buscarla, pero nunca me imaginé lo que me iba a pasar después”, dijo Alberto Lebbos.

Los hermanos Goitia habían estado limpiando días antes el lugar y no habían visto ni olido nada. Hacía pocas horas que el cuerpo había sido tirado ahí. A los Goitia los amenazaron para que se callaran.

El gobernador José Alperovich estaba de vacaciones en Punta del Este. Cuando volvió, se reunió con Lebbos y le prometió su total colaboración en la investigación.
El 11 de marzo el fiscal Alejandro Noguera llamó. Habían un cuerpo.

A las dos de la tarde encontraron el cuerpo. El fiscal avisó después de las seis. Y recién a las siete Lebbos llegó a la ruta. “En ese tiempo no sólo prepararon la declaración falsa de los Goitia, sino que también limpiaron y desmalezaron el lugar. Las pruebas que rodeaban al cuerpo se perdieron para siempre. La policía sacó fotos del hallazgo que se perdieron y alteraron por completo la escena del crimen”.

El padre y el novio de Paulina se convirtieron en parte querellante, pero no les dejaron acceder a la causa. La excusa: había “actuaciones reservadas”.

El fiscal Noguera tuvo que apartarse de la causa porque fue fotografiado al salir de la casa de Alperovich, y a la querella eso no le gustó nada. Lo reemplazó Carlos Albaca.

 

Ayer, el acusado declaró durante casi cuatro horas y un nuevo fiscal, López Avila, que seguirá hoy con la indagatoria, decretó el secreto de sumario y la incomunicación del detenido.

Lebbos dijo que están ansiosos por las novedades, pero aclaró que “estas pistas tendrían que haber aparecido hace siete años, pero el fiscal Carlos Albaca nunca se ocupó del caso como debía”.

Durante siete años, la causa no tuvo ninguna hipótesis firme, y en el último tiempo parecía estar sin movimiento hasta que López Avila se hizo cargo de la investigación.

El nuevo fiscal y su equipo de trabajo estudiaron el expediente, pidieron nuevas pruebas y tomaron más de 50 testimonios en apenas cuatro meses. Todo esto llevó a la detención de ayer.