Detuvieron a un comisario prófugo que fue a visitar a su nieto

El ex comisario Héctor Alejandro Amarilla tenía pedido de captura internacional por el crimen de Nicolás Vázquez, un chico de 18 años al que mató de un tiro en el cuello en 2013. Volvió al país para conocer a su nieto recién nacido y lo detuvieron.

Detuvieron a un comisario prófugo que fue a visitar a su nieto

Por Cosecha Roja
05/02/2019

El ex comisario Héctor Alejandro Amarilla tenía pedido de captura internacional por el crimen de Nicolás Vázquez, un chico de 18 años al que mató de un tiro en el cuello en 2013. Los investigadores creen que estaba oculto en Paraguay, pero no tenían la ubicación exacta. El domingo lo atraparon en la casa de su hija, en el partido de Almirante Brown, cuando fue a visitarla para conocer a su nieto recién nacido. “A mi nadie me va a devolver a mi hermano, pero se llegó al objetivo: ahora podemos llegar a tener justicia”, dijo a Cosecha Roja Anahí Vázquez, la hermana de Nicolás.

Cuando escuchó los golpes en la puerta Amarilla atendió en ojotas y malla. Afuera, en la cuadra de San Martín al 4500, en Rafael Calzada, lo esperaba el personal de la Unidad de Inteligencia Buenos Aires de la Gendarmería. Habían llegado alertados por el Comando Unificado de Fuerzas de Recaptura de Evadidos (CUFRE), que sospechaba que el prófugo podría abandonar la clandestinidad para conocer a su nieto. No se equivocaron.

Tras la detención, el ex jefe policial quedó a disposición de la UFI 8 de Lomas de Zamora, a cargo del fiscal Nicolás Kaszewski. Está acusado de “homicidio doblemente agravado” por alevosía y por su condición de funcionario policial.

Amarilla había sido jefe de la comisaría 2a de Lanús. El 25 de septiembre de 2013 hacía tareas adicionales como custodio del local de ropa deportiva Lefran, en Lanús Este. Nicolás Vázquez, de 18 años, había estado probándose camisetas en el local. Cuando atravesó la puerta del local sonó la alarma. El adolescente salió corriendo.

El policía -que estaba de civil- lo persiguió y disparó dos veces al aire. Nicolás se frenó, se dio vuelta, abrió el cierre de la campera para mostrarle que no tenía ninguna camiseta escondida y levantó las manos. Amarilla lo agarró de la ropa, le apoyó la 9mm reglamentaria en el cuello y disparó. La bala le atravesó la carótida y lo mató.

Amarilla abandonó a la víctima y escapó. Unas horas más tarde se presentó en el hospital. Tenía un balazo en una pierna. La investigación demostraría que lo había hecho con su propia arma para simular un enfrentamiento. Cuando se entregó tenía dos pistolas: la reglamentaria, con la que acababa de asesinar a Nicolás, y otra con la numeración limada que -según declaró- le había secuestrado al adolescente. Durante la instrucción de la causa también quedó demostrado que Nicolás no estaba armado y que los únicos disparos partieron del arma del ex policía.

Casi un año después, con el relato de los testigos, los registros de las cámaras de seguridad y los informes periciales que demostraban que no hubo enfrentamiento y que Amarilla fusiló a Nicolás, el fiscal pidió la detención. Amarilla escapó. No se supo nada de él hasta el domingo, cuando cayó por conocer a su nieto.