tlatelolco incidentesProceso-. La marcha para conmemorar los 45 años de la matanza estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, encabezada por miembros del Comité del 68, transitaba en paz, hasta que irrumpió un grupo de “anarquistas”.

Ocurrió después de que los activistas colocaran coronas de flores en el memorial con los nombres de algunos de los caídos a manos del Ejército del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, del PRI.

Fueron llegando en grupos de diez, la mayoría con el rostro cubierto o capuchas de tonos oscuros. A la par se hicieron presentes “pelones” (rapados) vestidos de civil. Eran los modernos “halcones”.

Pese a las escaramuzas, los observadores de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) evadieron intervenir cuando los anarquistas encaraban a los policías, alrededor de las cinco de la tarde, sobre Paseo de la Reforma.

–¿Cómo cuántos son? –preguntó un agente por su radio.

–¡Un chingo[1]! –respondió una voz.

–Sí, pero ¿cuántos?

–No sé. ¡Un chingo!

Y es que los manifestantes marchaban en paz, encabezados por Raúl Álvarez Garín, Abelardo Guízar, Guillermo Vázquez del Mercado, Luis Reyes Carpizo, César Tirado Villegas, Myrthokleia González Gallardo y Jesús Martín del Campo, del Comité del 68.

Todos con el puño en alto, entonando la consigna ya histórica: “¡Dos de octubre, no se olvida!”.

Entusiasmados, gritaban que la enorme marcha alcanzaría el Zócalo, pero después el plan cambió: llegaría al Monumento a la Revolución, pero ahí –repusieron– se encuentra el campamento de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), así que, al final, decidieron ir al Ángel de la Independencia.

Los anarquistas no se agruparon, se iban desplegando entre varios contingentes.

Justo en el cruce de avenida Juárez y Paseo de la Reforma sonó el primer cohete y esa fue la señal para desatar la primera confrontación.

Sin embargo, todos los accesos al Zócalo estaban cerrados para impedir que los inconformes tomaran la plaza, ocupada por el centro de acopio para los damnificados por los huracanes Ingrid y Manuel. Sobre la Alameda Central sonaron más petardazos.

Los anarquistas tiraron piedras a los policías. Fue en ese tramo, de avenida Hidalgo a la glorieta de la fuente, donde se realizó el mayor número de detenciones al azar por parte de la policía.

La marcha quedó fragmentada, dejando atrás a los anarquistas. Sin embargo, detrás de ellos caminaban los contingentes del Movimiento #YoSoy132 y estudiantes de distintas escuelas y facultades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).

Cada vez que se escuchaba un petardazo y se producía el movimiento intimidatorio de los granaderos, la gente corría a refugiarse, pero los contingentes pidieron a los miembros replegarse en grupos para dejar solos a los presuntos radicales.

Tres camionetas pick-up llevaban detenidas a varias personas. Un joven aseguró ver que se llevaron a 40 manifestantes en un camión azul de la policía. Otro más denunció 15 detenciones, entre ellos varios amigos. Y así. La cifra oficial se redujo a 20 personas detenidas. No se sabe a dónde las trasladaban, sólo se escuchaba el grito de los comandantes: “¡A Tlalpan, llévalos a Tlalpan!”-uno de los barrios de la ciudad-.

El secretario de Gobierno del Distrito Federal, Héctor Serrano, dijo que fueron 150 los jóvenes encapuchados que lanzaron piedras y bombas molotov contra un grupo de granaderos en el cruce de Rosales y Reforma. También contó que los anarquistas fueron filmados y que se cuenta con evidencia en su contra.

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[1] Muchísimos.