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Víctor García Esquivel – Cronica.com.mx.-

Tres periodistas emprendieron un viaje por 18 países de Latinoamérica, en el que exploraron poblaciones cuyos habitantes han traficado cocaína en algún momento porque resulta más redituable que el trabajo local, sin pensar en las consecuencias se suman al mundo del tráfico de drogas, y que son los otros que no encajan con los estereotipos del narcotraficante armado, poderoso y que tiene joyas y viaja en grandes autos.

Estas historias fueron escritas en el libro Narco América. De los Andes a Manhattan, 55 mil kilómetros tras el rastro de la cocaína, como producto del viaje que Alejandra Inzunza, José Luis Pardo y Pablo Ferri hicieron a lo largo de esta extensión del continente, cuyas circunstancias dieron paso a mostrar cómo “la casualidad y la necesidad son los grandes motores del narcotráfico”.

“Conocimos y aprendimos que los nombres de los muertos que capturan o mueren por tráfico de drogas, no son más que cifras, pues la realidad está en esas regiones donde mucha gente pobre, con un contexto determinado, entra al tráfico de drogas porque les da suficiente dinero para vivir unos meses sin preocupaciones”, explicó el español José Luis Pardo en entrevista.

“Queremos mostrar a esta gente que trata de ganarse la vida como puede e intenta sobrevivir (…) queremos dar a conocer que son personas con circunstancias que pueden ser entendibles, aunque no justificamos que maten, porque está mal, pero al final del día lo que resalta es la circunstancia”, agregó el periodista.

Destacó que todas las personas que toman decisiones drásticas al involucrarse en el tráfico de drogas no están mal de la cabeza, al contrario, son personas inteligentes que se dejan motivar por el contexto que les toca vivir y en consecuencia actúan como una forma de sobrevivir.

En resumen, José Luis Pardo dijo que el libro trata de quitar las etiquetas del narcotraficante que vive en el imaginario colectivo, y ver cómo es que realmente viven, frente a las necesidades del día a día.

“No son los conocidos narcotraficantes que viajan en camionetas, armados y ataviados con joyas y riquezas, sino que muchos de los narcotraficantes son personas humildes e inocentes que no se plantean las implicaciones de sus acciones”, agregó Alejandra Inzunza.

Señala como ejemplo el caso de los pescadores de langosta en el Caribe de Nicaragua (una parte distinta a la paradisiaca), quienes viven de esta actividad, pero bajo condiciones que ponen en riesgo sus vidas, además de generar ingresos poco satisfactorios para las necesidades de sus familias.

“Cuando los narcotraficantes viajan en lancha y resulta que son perseguidos por algunas autoridad ya sea local o del Estado, ellos tiran los fardos con la cocaína al agua y se alejan a fin de no ser capturados, entonces en las orillas del mar estos pescadores se encuentran la droga y luego los narcotraficantes regresan y la vuelven a comprar a un precio más alto”, explica Alejandra Inzunza.

INSPIRACIÓN PERIODÍSTICA. Este viaje nació de la necesidad por salir del trabajo de redacción en el que se encontraban los tres, con la finalidad de “enriquecerse como periodistas y como personas, pues yo no quise estudiar para quedarme en una redacción”, señaló Pablo Ferri.

Añadió que esta empresa les dio a conocer las dinámicas sociales y la forma en que actúan muchos de los actores políticos, pues el diagnóstico que hace Ferri es que las políticas de Estados Unidos no funcionan y seguirán sin funcionar.

Por esta razón buscan hacer llegar su trabajo a sectores como el estudiantil, con la intención de despertar la “inspiración” para emprender proyectos de largo aliento entre los jóvenes que ahora estudian comunicación o periodismo.

En este sentido, el libro emprenderá una serie de presentaciones en universidades como la Escuela de periodismo Carlos Septién García, la UNAM, la Universidad Anáhuac y la IBERO, hasta ahora.

Foto: El Universal