Cosecha Roja.-

Luján Peñalva y Yanina Nuesch se conocían desde la infancia. Vivían las dos en la misma manzana, y se visitaban con apenas doblar la esquina.  Ambas murieron el mismo día, colgadas de un árbol. La principal hipótesis de es que la muerte fue un suicidio simultáneo, ahorcándose con los dos extremos de la misma soga. La prensa llegó a bautizarlo como el “Tranca Balanca”, como se le dice al sube y baja en Salta, por la mecánica inédita que supuestamente emplearon, sosteniéndose de uno y otro extremo de la misma soga en un exacto contrapeso: un truco casi circense que no es sencillo de hacer si no se cuenta con cierta solvencia técnica.

Sin embargo, el médico forense Osvaldo Raffo, uno de los peritos más prestigiosos del país, tomó contacto con los peritos  que llevan el caso y señaló que lo suicidios dobles con una misma soga son mucho más comunes de lo que se cree. Él mismo, según contó la agencia Telam en sus 50 años como profesional hizo la autopsia de dos casos similares, uno en el que se ahorcaron juntos una madre con su hijo y otro de un matrimonio.

El miércoles, el magistrado a cargo del caso, Pablo Farah, también tomó posición públicamente. “El rastrillaje en la escena del hecho y el estudio de los rastros levantados, permiten afirmar, en un primer momento, que sólo estaban las dos chicas”, dijo en la prensa. La familia de Luján Peñalva y su abogado, Gómez, salieron al cruce de esa posibilidad: se preguntaban cómo era posible que un cuerpo no haya predominado sobre el otro por el peso, y porque el largo de la soga –ocho metros- generaría que mientras una de las chicas estaba colgada la otra quedaría en puntas de pie.

A partir de ahí, hubo una división de aguas, con datos que abonan una hipótesis y la otra. No les faltaban carteras ni celulares, y se cree que una de las dos chicas había buscado en Internet cómo armar nudos. También empezaron a surgir preguntas sin respuestas, cuando la autopsia determinó, a partir del rigor mortis y la temperatura de los cuerpos, que cuando fueron halladas llevaban muertas entre 24 y 48 horas.

La familia de Luján reclama que se trató de un asesinato. La de Yanina, dijo todo lo contrario. Pidieron que “se deje de armar un circo” alrededor del suicidio y les dejen cremar el cuerpo.