YaninaPorFacundoNìvoloCosecha Roja.-

Esta mañana comenzó la segunda audiencia del juicio a Yanina González, la joven acusada de abandono de persona de su hija de dos años -Lulú- que murió en 2013. En una causa paralela investigan a su ex pareja -Alejandro Fernández- por el homicidio de la niña. “Es esquizofrénico relatarlo como dos hechos distintos. Estamos llevando a cabo un juicio nulo: se violan los derechos de la defensa y hubo un fraude procesal”, dijo a Cosecha Roja Gabriela Conder, abogada de Yanina.

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Él quería tener relaciones sexuales y ella no. El 16 de agosto de 2013 Alejandro Fernández le pegó a Yanina González por última vez. Después golpeó a Lulú – la hija de ella con una pareja anterior- las encerró a las dos y se acostaron. Yanina tenía 23 años, seis meses de embarazo y un retraso madurativo. Esa noche no pudo dormir, notaba que su beba no era la de siempre. El sábado a la mañana, cuando él se fue de la casa, ella se escapó y la llevó al hospital. Lulú murió de una hemorragia interna y Yanina quedó detenida. La fiscal Carolina Carballido Calatayud, de la UFI especializada en violencia de género de Pilar, la imputó por abandono de persona seguida de muerte y agravada por el vínculo.

Ayer fue la primera audiencia en el Tribunal Oral Criminal 2 de San Isidro. A Yanina la pasaron a buscar a la mañana por la casa de Carina Leguizamón, donde vive la prisión domiciliaria desde diciembre de 2013. “Estaba muy nerviosa, hace días que llora sin parar”, contó Carina a Cosecha Roja.

El apoyo de la gente la emocionó: cuando empezó la audiencia, en la puerta de los tribunales, una multitud pedía justicia por ella. Ante los jueces declaró el padre de la niña (Ricardo Ortíz), una vecina que contó que ese día la vio a Yanina desesperada y el remisero que la llevó al hospital, que dijo que quería reanimarla haciendo respiración boca a boca.

También declaró la ex mujer de Fernández, Natalia Heredia. “Dijo que él mató a Lulú. También contó que ella ya le había hecho denuncias por golpes y que había agredido a su hijo de dos años”, contó la abogada. Cuando Conder salió de la sala la encontró llorando:

– Tengo miedo, me va a matar, este tipo me va a matar – le dijo Natalia.

La abogada le recomendó que pidiera protección pero Natalia le dijo que la Fiscal no le había llevado el apunte. Durante la audiencia de hoy se espera que declaren los integrantes del centro cultural Gallo Rojo -que ayudaron a Yanina-, los médicos que atendieron a Lulú y los peritos que hicieron la autopsia.

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Aquel 16 de agosto de 2013 no fue la primera vez que Alejandro amenazó con pegarle a la beba: era cotidiano. Tampoco fueron una excepción los golpes a Yanina. “Ella naturalizaba la violencia porque su papá -que la crió desde que la mamá la abandonó- también era violento”, contó a Cosecha Roja Carina de Vecinos organizados de Moreno. Ese sábado a la mañana cambió todo. Salió de la casa con Lulú en brazos, pidió prestada una SUBE porque no tenía y fue al centro comunitario Gallo Rojo. Ahí ya la conocían: la habían ayudado a irse de la casa de un novio violento. Nadie notó que Lulú estaba tan mal, pero sí que estaba decaída. Entonces la acompañaron al hospital. “Cuando Lulú murió, a Yanina le tomaron declaración y quedó demorada en la Comisaría de la Mujer de Del Viso”, contó a Cosecha Roja Matías Schroeder, de Gallo Rojo. No pudo asistir al entierro de Lulú porque consideraron que “era un peligro y podía escaparse”. Después la trasladaron a la Unidad 33 de Los Hornos (La Plata).

En la cárcel, a Yanina le sacaron las esposas sólo para parir a Tiziana el 5 de noviembre de 2013. Un tiempo después la abogada le consiguió el beneficio de la prisión domiciliaria. Pero había un problema: no tenía domicilio ni familia. En esa misma época a Carina se le moría su onceavo hijo, un bebé de un año y ocho meses, de una cardiopatía. Cuando se enteró de la posibilidad de Yanina, ofreció su casa. “Ponele mi domicilio”, dijo la militante de Vecinos de Moreno. Y empezó a visitarla en el penal. Tardaba más de cuatro horas hasta la cárcel. Yanina y Carina se fueron encariñando. “Ella estaba preocupada porque su bebé no conocía la calle. Entonces yo me la empecé a llevar”, contó Carina a Cosecha Roja. No siempre le alcanzaba la plata para ir y venir, pero siempre que podía lo hacía.

El 3 de diciembre le otorgaron la prisión domiciliaria y Yanina se mudó a lo de Carina. “Las fiestas fueron muy duras para las dos: pensábamos en nuestros bebés”, cuenta Leguizamón. El último 24 de diciembre a Yanina la vistieron de fiesta: le pusieron sandalias altas, un jean blanco y la peinaron. Aunque le molesta que la toquen estaba contenta. Fue la primera vez en su vida que pasó una Navidad en familia.

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Durante el día Yanina juega a las cartas, se divierte con los niños de la casa, corre, escucha Romeo Santos y sale hasta al jardín. No puede ir más allá de la reja porque suena la alarma que le recuerda que está presa. “Vamos a pedir la excarcelación: no hay pruebas y el médico forense opina, como nosotros, que los golpes fueron fuertes. Ella no podría haberlo hecho”, dice Carina.

Aunque la joven tiene esperanzas de que se haga justicia, le teme al momento en que esté sentada frente al tribunal. No le es fácil hablar de ese día. Apenas puede contar que cuando Fernández le pegó a Lulú ella estaba en el baño, que cuando salió la vio acurrucada en la cama y supo lo que había pasado. “En ese momento siempre se pone a llorar y no puede terminar el relato”, contó la vecina.

O la niña murió por abandono de persona o porque fue asesinada a golpes por Alejandro Fernández: eso es lo que sostiene la defensa. “Nos enteramos de casualidad que había comenzado la otra causa: la Fiscalía se lo ocultó a la defensa”, dijo Conder.

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Fotos: Facundo Nívolo