Por Virginia Messi – Clarín.-

Buenos Aires.- Usaba cinco identidades diferentes y trece teléfonos celulares. Incluso se había mudado a La Reja, en Moreno, bien lejos de los pasillos de la Villa 31 del barrio porteño de Retiro, donde su apodo: “El Loco César”, llegó a convertirse en sinónimo de narcotráfico y muerte.

Sabía que lo buscaban e hizo todo para que no lo encontraran.

Pero finalmente, César Humberto García Primo (34, peruano) cayó detenido. Fue el viernes a la madrugada, aunque recién se supo ayer. Los policías de la División Homicidios de la Federal llegaron hasta él rastreando las llamadas que hacía a los pocos teléfonos fijos con los que se comunicaba.

Desde agosto del año pasado García Primo tenía una orden de captura firmada por la jueza de Instrucción N° 16 de Capital, Laura Bruniard, quien le imputa cuatro homicidios y un intento de homicidio ocurridos en la villa en apenas ocho meses, entre el 4 de enero y el 8 de agosto de 2011.

Según la investigación judicial, a los balazos, “El Loco César” lograba desalojar a familias de sus casas para utilizarlas como quioscos de drogas.

El negocio, eso sí, quedaba entre paisanos: todas sus víctimas fueron peruanos, como él. Lo curioso es que, según pudo confirmar Clarín , pese a ser ampliamente conocido en el barrio como un “pesado” ligado al negocio de las drogas, García Primo no registra antecedentes por infracción a la ley de estupefacientes.

El crimen que terminó de complicar su situación y puso la investigación en manos de la División Homicidios fue el de Julio César Roncal Cocachi, un joven de 19 años que vivía con su familia en una casa que “El Loco Cesar” pretendía ocupar.

El 3 de julio del año pasado, García Primo fue hasta lo de los Roncal y les dijo que ese mismo día se tenían que ir. Volvió por la noche y, como no habían acatado su orden, fue en busca de más hombres y atacó el lugar.

Unos cuatro encapuchados atacaron a la familia y mataron de cinco balazos a Julio César. El padre del chico logró identificar a García Primo, hizo la denuncia y, por las características de lo ocurrido, la investigación se adjuntó a las de otros episodios registrados en el barrio.

Así, el ahora detenido, terminó acusado -además del caso Roncal Cocachi- de asesinar también a Jean Paul Espinoza Limian y Johny Goycochea Villalobos el cuatro de enero del 2011 y luego a Kevin Antonio Beltrán Goycochea el 27 de abril. La última víctima de la seguidilla fue también un peruano que logró sobrevivir (aunque quedó gravemente herido) a un ataque a balazos el 5 de agosto.

Con tanto ruido y los policías de Homicidios de la Federal encima, “El Loco César” mandó a su esposa a Perú y se alquiló una casa en La Reja.

Eligió un chalet ubicado estratégicamente al final de una calle sin salida para tener total control de quién se acercaba a la propiedad. Por eso, el viernes a la madrugada se dio cuenta de que lo habían encontrado. Quiso escapar caminando, pero apenas hizo 200 metros.