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Yanina Farías estaba cambiando el pañal de su beba de dos años. Alfredo Leguizamón, un amigo de la madre, la agarró de atrás e intentó violarla. La mujer de 31 años, que nació con un retraso madurativo, trató de zafarse. Él la tiró al piso y le dio una paliza a ella y a sus dos hijos. Cuando se recuperó de la paliza, Yanina vio que la beba se desvanecía y le costaba respirar. La llevó al hospital. A la nena la internaron y ella quedó detenida. Durante ocho meses Yanina no supo nada de su hija ni por qué estaba presa. La beba había muerto y a ella la acusan de “homicidio agravado por el vínculo”.

Aquel 6 de agosto de 2017 Yanina y Leguizamón quedaron detenidos en la comisaría 4a. “Murió una nena de dos años por una paliza y detienen a su madre y al padrastro”, tituló el diario Clarín. “Horror en Moreno”, “Terrible”, publicaron otros portales.

Según el fiscal Yanina “debió velar por la integridad de su hija, y representándose que, con su inacción y por la violencia inusitada puesta de manifiesto a través de las lesiones que se ocasionaren, provocara el desenlace irremediable de la muerte de su propia hija”. Es decir, la acusan de no impedir que Leguizamón la matara. La acusan de “mala madre”.

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Yanina vivía en casa de su hermana Mayra en Merlo, en el oeste del conurbano bonaerense. En julio de 2017 la mamá de las chicas les avisó que se iba a trabajar a San Luis y le pidió a Yanina que le cuidara la casa en el barrio Cuartel V de Moreno.

Ella se instaló con dos de sus tres hijos: Xiomara, de dos años, y Juan, de cuatro. El más grande, de siete, vivía con el padre. Dos días después llegó Leguizamón, el amigo de la madre. Se iba a quedar un tiempo en la casa para ayudarla en el cuidado de los chicos y construir en el fondo del terreno otra casa. “Ahí comenzó el calvario”, contó a Cosecha Roja Mayra.

Yanina soportó durante 15 días violaciones, golpizas y maltratos psicológicos. Leguizamón la tenía secuestrada: había clausurado las ventanas con cadenas y candados y cerraba la puerta con llave cuando se iba. Los vecinos declararon que él le pegaba a los chicos y que ella lo permitía.

Leguizamón había inventado una historia para los vecinos: decía que era el marido de Yanina y padre de Xiomara.

La tarde del 6 de agosto Yanina intentó resistirse. Él la agarró de atrás para violarla y forcejearon. Le pegó y la tiró al piso. El nene de cuatro años intentó defender a su madre. “Ahí él se volvió loco y les pegó a los dos nenes”, contó Mayra.

Cuando se recuperó de la paliza, Yanina vio que su hija se desvanecía y le costaba respirar. Un vecino la acompañó a la Unidad de Pronta Atención de Cuartel V. Xiomara fue trasladada al Garrahan, donde murió al día siguiente.

Yanina pasó por la comisarías de Moreno y Rodríguez. “Un día la trasladaron y perdimos contacto con ella”, contó Mayra. Durante seis meses la familia recorrió los pasillos de tribunales y comisarías. Nadie les daba respuestas. A través de la Red de Mujeres de Moreno, Mayra contactó al abogado Alejandro Bois, quien presentó un hábeas corpus. Ahí se enteraron de que la habían trasladado al penal de mujeres de Magdalena.

“Cuando la visité estaba toda golpeada y tenía las manos quemadas con cigarrillos. Le habían pegado dos compañeras. Hacía dos meses que no salía al patio porque no podía caminar”, contó Mayra. Yanina pasó ocho meses sin saber por qué estaba detenida. Hace unos días la familia le contó que aquel 6 de agosto su hija Xiomara había muerto por los golpes.

La jueza Adriana Julián la procesó por “homicidio agravado por el vínculo”. La Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de Mercedes confirmó confirmó el procesamiento y aceptó un pedido de elevación a juicio. La mirada machista de la Justicia no tomó en cuenta el padecimiento de Yanina. Ni siquiera la ve como una víctima. No importó que ella haya sido violada y golpeada. Importó que fue una “mala madre” que no cuidó a su hija.