El intento de femicidio de Nabila Rifo, el juicio contra su agresor transmitido en vivo por la televisión y el tratamiento estigmatizante de los medios, convirtieron el caso en una bandera del movimiento de mujeres chilenas. Esta tarde las organizaciones se juntaron en las plazas de Coyhaique y de todo el país para acompañar a la mujer a la que le arrancaron los ojos. Ante las cámaras, convocaron a una manifestación para mañana a las 16, justo cuando los jueces anuncien el veredicto contra el único acusado. “No queremos más abusos, no queremos que nos culpabilizen. El pecado de Nabila ha sido no ser una buena víctima”, dijo Norma Carcamo Levicoy, del Colectivo Mujeres Desnudando.

Desde que se conoció el caso, los medios estigmatizaron a Nabila y la revictimizaron. “Da la sensación que para ser una víctima buena hay que ser una víctima al interior del hogar, tener una conducta irreprochable, ser una buena mamá, una buena esposa. Tenemos que ser la súper mujer y pese a todo lo buena que somos, dejar que nos violen, nos torturen, nos saquen los ojos. El mensaje es súper claro desde la comunidad: no vamos a tolerar más violencia contra las mujeres. La justicia no puede ignorar el sentir de la comunidad”, dijo Carcamo Levicoy, quien estuvo esta tarde en la plaza y estará mañana ante los tribunales.

Las líderes del movimiento de mujeres acompañan a Nabila.

Las líderes del movimiento de mujeres acompañan a Nabila.

Luego de seis semanas, el juicio llegó al final. Durante la audiencia de hoy, se escucharon en la sala los alegatos.  Además del testimonio de la propia Nabila, la fiscalía mostró varias pruebas: el tiempo acotado y hora en que ocurre el delito, la ropa no apropiada para el frío que vestía la mujer cuando ocurrió el intento de femicidio, los trozos de hormigón con manchas de sangre con los que Ortega agredió a la víctima. Los rastros genéticos encontrados en la escena coinciden con la víctima y el imputado.

Además, los testigos y la denuncia de junio de 2015 demostraron la violencia de Ortega hacia Nabila. “La situación de violencia intrafamiliar que sufrió la víctima durante el tiempo en que fue pareja del acusado era efectiva, la violencia del imputado hacia la víctima era real y él era el único con algún motivo plausible para cometer el ilícito del dia 14 de Mayo del año 2016, dijo el fiscal. Después del receso, agregó: “la vida sexual de la víctima no es parte de este juicio”.

 

“No es un caso de violencia simple, sino uno absolutamente extremo de violencia de género, en que no sólo fue acreditado el crimen, sino también el motivo“. Y le contestó a la defensa: “no surgió de la nada, sino como la culminación de la violencia ejercida aquella noche por el imputado sobre la víctima, quien se volvía violento con alcohol, tal como aseveró un testigo, quien terminó por reconocer que ‘Ortega era tranquilo pero cuando tomaba trago fuerte se rayaba, se ponía agresivo y se aceleraba’”.

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Nabila Rifo tiene 29 años, es mamá de cuatro hijos y vive en Coyhaique. La madrugada del 14 de mayo de 2016 la atacó su pareja de entonces, Mauricio Ortega: le arrancó los ojos y la dejó tirada en la calle. “A Nabila le mutilaron los ojos, le desfiguraron el rostro. Y desde que ella sufrió esa agresión el Movimiento de Mujeres Feministas ha estado con ella. Le creemos y salimos a la calle en su defensa”, dijo a Cosecha Roja Maritza Romero Jaramillo, miembro del Colectivo de Mujeres “Desnudando” y coordinadora de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres.