La escena duró 15 segundos. A las seis de la mañana, cuatro adolescentes iban hacia la parada del colectivo en Florencio Varela. Un hombre con una mochila en la espalda y una gorra roja se bajó de un auto también rojo. Las siguió hasta la garita. Mientras caminaban, las chicas hablaban con el hombre y él con ellas. Además de ese movimiento, a esa hora, las cámaras de seguridad registraron un micro que pasaba por el cruce de las avenidas Senzabello y Los Andes. Al llegar a la parada, el hombre sacó un arma y disparó once veces a la cabeza y al pecho de las pibas. Cada una de ellas recibió, por el rebote de las balas, nueve, siete, cuatro y tres balazos. El tirador no erró un solo disparo. Las chicas cayeron al piso, se desplomaron. El hombre guardó el arma y cruzó la calle con paso apurado. Se subió al mismo auto rojo y huyó a contramano.

De Luis Esteban Weiman, el primer detenido por la masacre de Florencio Varela, no hay registro fílmico. Algunos testigos lo vieron dos horas antes de las seis en un bar, a algunas cuadras de la disco Santa Diabla, totalmente borracho. Otros aseguran que estaba en el mismo boliche que las chicas.  

Aunque todavía en la causa no está incorporado el papel de las cuatro menores como “pasadoras” de droga, la masacre de Florencio Varela se convirtió en un caso complejo. Esa es la hipótesis que sugirió Ismael Barrientos, el papá de Sabrina, una de las chicas asesinadas: las menores eran usadas para “entrar droga a los boliches”. Habló de una banda que las utilizaba a cambio de dinero, de tragos y regalos. “A mi hija la mataron porque como estaba cansada de hacer eso, se puso de acuerdo con las amigas y decidieron ir a bailar a otros boliches. La prueba de que las usaban como pasadoras de droga es que hace unos meses fue detenida y tenía 20 mil pesos en el bolsillo”, declaró en un canal de televisión. “Ellos las usan porque como son menores, enseguida las largan”.  

“Si buscara espectacularidad, te diría que en esta causa hay plata y falopa pero de eso, hasta ahora, no hay nada”, dijo a Cosecha Roja Julio Torrada, abogado de Susana, la mamá de una de las dos chicas heridas el sábado 11 de febrero. “El padre de una de las víctimas fue el que tiró, desde Mar del Plata, la versión del narcotráfico y la trata. Es comprensible que esté atando cabos pero yo no voy a Florencio Varela a comprar buzones. Hay muchas personas afectadas y en la causa esas hipótesis no están corroboradas. Esas chicas tienen un altísimo grado de vulnerabilidad, y fueron manipuladas, acosadas y se aprovecharon de ellas”, explicó Torrada, quien también es presidente del Instituto de Políticas de Género Wanda Taddei.

El jueves se realizaron cinco allanamientos en Florencio Varela y en las últimas horas la DDI de Quilmes detuvo a Adrián Abraham, de 31 años y a Maximiliano Mansilla de 35. A Mansilla le secuestraron una pistola 9mm Bersa y 23 municiones, un handy, un cargador, una gorra y un correaje de policía. Los allanamientos fueron realizados a pedido de las fiscales de la causa, Mariana Dongiovanni, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 de Florencio Varela, y Mariela López de la Fiscalía de Violencia de Género de Quilmes.

Susana, la mamá de una de las dos adolescentes que todavía está internada, contó que su hija M. le dijo que ella y sus tres amigas frecuentaban a Luis Esteban Weiman y a Adrián Abraham. Que hacían fiestas “divertidas y con algunos excesos” en un “lavadero” y que los hombres le facilitaban comidas y paseos. “Se trata de adolescentes con poquísimos recursos. La nena no disponía ni de un centavo. Y no creo que Weiman sea ajeno, creo que era parte de esa modalidad, de darle regalos, salidas. Ellas hasta se bañaban y cambiaban en ese lugar. Había una cercanía total. Nenas de 15 años que se quedan a dormir en la casa de tipos grandes… Ellos hacían lo que querían con estas chicas”, explicó Torrada.

El vínculo policial

“La cuestión policial en la zona es medio confusa. Hace una semana se renovó el cargo de Drogas peligrosas. La Comisaría 3ra es un lugar complicado y el cruce de Varela es zona roja. Es probable que si hay drogas, haya connivencia policial”, contó a Cosecha Roja una fuente judicial. “Desde la Departamental de Quilmes nos dicen que se podría tratar de un asesino serial porque hace diez dìas, a la salida de un boliche mataron un pibe de un balazo en el pecho con la misma modalidad”. A Caíto Alegre, de 21 años, lo mataron el domingo 5 de febrero a la madrugada cuando salía del boliche D One, muy cerca de Santa Diabla, donde fueron baleadas las cuatro chicas. En la causa también intervino el primer fiscal de la masacre, Hernán Bustos Rivas, quien fue desplazado el lunes 13 por denuncias de violencia de género.

Más allá de que en la causa todavía no aparezca el signo narco, en las últimas horas las autoridades del Hospital El Cruce reforzaron la seguridad en la sala en la que está internada M. Hay un control estricto, tanto para médicos como para familiares directos quienes deben mostrar el DNI antes de ingresar. Según el portal Infosur, hay versiones de un presunto intento de ataque y una persona demorada.

Hoy a las 11 de la mañana, unas 100 personas se reunieron frente a la sede de la Fiscalía Descentralizada para pedir justicia y el lunes próximo habrá una rueda de reconocimiento de los detenidos.