Empleadas domésticas y cuarentena: ¿quién las cuida?

Desde que empezó el aislamiento, el sindicato recibe un promedio de 100 llamadas. La mayoría denuncia abusos de empleadores, que van desde querer hacerlas trabajar igual, dejar de pagarles, adelantarle vacaciones o decirles que el ingreso solidario reemplaza al salario. El 60% no está registrada.

Empleadas domésticas y cuarentena: ¿quién las cuida?

Por Cosecha Roja
14/04/2020

Por Arlén Buchara en El ciudadano

La semana pasada una cordobesa embarazada de 29 semanas que trabaja limpiando casas se comunicó con la Unión del Personal Auxiliar de Casas Particulares (Upacp) para hacer un reclamo. Su empleadora le había dicho que el lunes 13 debía volver a sus tareas. Desde el gremio le explicaron que los decretos de aislamiento social preventivo y obligatorio la eximían de ir a trabajar, más aún estando embarazada, y que debía seguir cobrando el sueldo completo. También le dijeron que sólo están exceptuadas las cuidadoras o niñeras, salvo que tengan a cargo sus hijos o hijas, sean grupo de riesgo o si en las casas en las que trabajan hay personas con cuarentena por coronavirus, contacto con personas infectadas o que hayan vuelto de viaje. Desde que empezó la cuarentena el sindicato recibe un promedio de 100 llamados diarios con distintas consultas. En su mayoría son para denunciar algún tipo de abuso por parte de empleadores, que van desde querer hacerlas trabajar, dejar de pagarles, adelantarle vacaciones o decirles que el ingreso solidario sustituye al salario. En Argentina hay un total de 1.250.000 personas que hacen trabajos domésticos y de cuidado pagos. El 60 por ciento no está registrada y el 97 por ciento son mujeres.

Daniela tiene 34 años y forma parte de ese 60 por ciento que no tiene empleo registrado. Es de Rosario y empezó a trabajar limpiando casas a los 18. También cuidó de personas enfermas o ancianas en sanatorios y casas particulares. Nunca estuvo en blanco. Antes de la cuarentena tenía 15 lugares de trabajo. Desde que se decretó el aislamiento se quedó sin ninguno. Tampoco tiene sueldo. Salvo 3 o 4 clientes que le siguen pagando, la mayoría no se volvió a comunicar con ella. “La poca plata que estoy cobrando la uso para comer. Suspendí el pago del alquiler y de todos los servicios”, contó en diálogo con El Ciudadano y agregó que espera acceder al bono de 10 mil pesos de la Ansés.

Entre abusos e irregularidades

Carlos Brasesco es abogado de Upacp y explicó que las únicas trabajadoras que entraron en las excepciones del aislamiento social son las de la categoría 4, que abarca a cuidadoras y cuidadores, tanto de niñas, niños, adolescentes como de personas adultas o enfermas. Las otras 4 categorías que tiene el convenio colectivo de trabajo, entre las que está el servicio de limpieza, no deben trabajar. El gremio está dando asesoramiento telefónico a afiliadas y afiliados de todo el país y recibe un promedio de 100 consultas diarias. “Algunas tienen que ver con cómo cobrar o cómo anotarse para el salario de emergencia. Pero sobre todo venimos registrando abusos y planteos por parte de empleadores que son vergonzosos. Intentan que vayan a trabajar igual, les dicen que el ingreso solidario sustituye al salario, les dejan de pagar, les adelantan vacaciones. Hay fraudes laborales y despidos. La situación es crítica”, dijo.

Brasesco contó que también registraron denuncias de countrys, y recordó el caso conocido hace unas semanas de un empresario que intentó entrar a la empleada doméstica al barrio privado en el que vive y la escondió en el baúl.

Según el abogado, en Argentina hay 1.250.000 trabajadores de casas particulares y entre 550.000 y 600.000 están registrados, representando el 40 por ciento. En la provincia de Santa Fe calculan un promedio de 75.000 trabajadoras registradas y no registradas. “Es un sector sumamente vulnerable en un momento así. Desde el gremio incentivamos a poner en regla a las empleadas. Es un beneficio también para empleadores porque quienes están en blanco tienen cobertura de riesgo de trabajo y hoy las aseguradoras lo han ampliado a Covid-19, tanto en el transporte como en el lugar de trabajo. Además, el empleador puede desgravar ganancias”, agregó.

Monotributistas

Uno de los sectores afectados por la crisis económica que generó la pandemia de coronavirus son las y los monotributistas. Según Brasesco muchas de estas personas están con dificultades para sostener el pago de servicios domésticos y de cuidado por la caída de ingresos. “Sabemos que hay muchas personas que no han tenido ninguna ayuda del Estado todavía, como han tenido otros empleadores y están en una situación difícil. Creemos que el cuello de botella se va a producir a fin de mes. Porque la gente más o menos hasta ahora la llevó adelante pero la actividad está totalmente parada y a partir de abril ese ingreso es cero. Es difícil que tengan la posibilidad de tener dinero para pagar a los trabajadores. Hay que encontrar la forma de ayudar a este sector que también tienen empleadas a su cargo”, señaló.

Florencia es monotributista y hace trabajos de comunicación freelance. Tiene 29 años y vive en pareja. “Estela trabaja en mi casa, en lo de mi mamá y en lo de mi abuela. No está registrada. Se lo ofrecimos pero como cobra otros planes del gobierno no quiso hacerlo. Ella es de Paraguay y tiene un hijo, siempre le dimos los días por enfermedad pagos y si tuvo que asistir a su hijo también”, contó, y agregó que desde el inicio de la cuarentena no trabaja pero sigue teniendo el sueldo garantizado: “Mi mamá le enseñó a sacar el CBU de su cuenta y le depositamos ahí los días que no está trabajando”.

Para Florencia es difícil afrontar los gastos, no sólo del servicio doméstico: “Estoy en pleno conflicto con mis clientes para que me paguen. Se complica cobrarles marzo aunque trabajamos 20 días y se sumó la comunicación de la cuarentena. De mis clientes fijos sólo dos continúan trabajando al 100%. Lxs demás durante abril no continúan trabajando, ni contratando el servicio. Si no estuviese en pareja se me complicaría más. pero también tengo ahorros como para zafar unos meses”.

Empleo registrado

Bernarda tiene 39 años y trabaja en una universidad privada. Tiene una hija y un hijo de 6 y 8 años. Hace cuatro años empezó a contratar a una niñera y hace uno la registró, a pesar de que su ex pareja se quejó. La empleada va de lunes a viernes, de 12 a 15 horas, y le paga horas extras si el horario se extiende. Desde el 13 de marzo dejó de ir a trabajar porque vive en Chabás y su familia es de riesgo. Bernarda le pagó los sueldos de marzo y abril. Consultada sobre si sus ingresos se vieron afectados en cuarentena dijo: “Me pagaron el sueldo completo pero mis ingresos cayeron porque mis hijes están conmigo y las cosas del súper están más caras”.