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La Nación, Costa Rica-.

Un capitán del Servicio Nacional de Guardacostas, quien labora en Golfito, es sospechoso de proveer de combustible a un grupo dedicado al tráfico internacional de drogas por mar.

El funcionario, de apellido Moya y 53 años de edad, fue detenido este miércoles a las 6 a. m. por la Policía de Control de Drogas (PCD), en conjunto con la Fiscalía Contra la Delincuencia Organizada.

Moya fue arrestado en su casa, ubicada en la urbanización Ureña, en Golfito, Puntarenas. Durante el allanamiento a la vivienda, los oficiales decomisaron $64.000 que se encontraban en un bolso, en la habitación de Moya, así como teléfonos celulares y computadoras.

De acuerdo con la investigación de las autoridades, el capitán aprovechó su cargo para darle gasolina a una organización que se dedicaba a llevar barcos costarricenses hasta Suramérica para cargar cocaína y transportarla hasta México.

Ese grupo fue desmantelado el 15 de mayo pasado, cuando la Policía capturó a cuatro miembros.

Los apresados son de apellidos Gamboa, Saprissa, Calvo y una mujer apellidada Sequeira.

Los miembros del grupo fueron capturados en Sabanilla de Montes de Oca, Golfito y la ciudad de Puntarenas. Otros tres sospechosos de pertenecer a esa banda ya habían sido detenidos el 23 de febrero, en las costas de Ecuador, a bordo de una embarcación costarricense y con 381 kilos de cocaína.

Según indicó la Fiscalía, a Moya se le atribuye el delito de tráfico internacional de drogas en la modalidad de transporte.

Falta. El Ministerio de Seguridad informó de que el capitán ingresó a laborar en Guardacostas en junio 1992, pero fue despedido en diciembre del 2009 luego de que el Departamento Disciplinario Legal lo hallara responsable de una falta.

De acuerdo con la entidad, el funcionario firmó, para su uso personal, una boleta de aviso de accidente, sin estar autorizado para hacerlo. No obstante, el Tribunal de Trabajo de Goicoechea declaró “ilegal” el despido y ordenó reinstalarlo en el 2012. Además, dictó que se le pagasen los salarios no recibidos, los cuales sumaron alrededor de ¢30 millones, según detalló el Ministerio.

Desde entonces, Moya se ha desempeñado como capitán de embarcación patrullera y como operador de bote interceptor.

“Tuvimos la capacidad interna de detectar que no era idóneo (en el 2009) y ahora de hacer una investigación que permitió su captura y el decomiso de evidencia importante”, declaró el viceministro de Seguridad, Celso Gamboa.