Dijo llamarse Juárez y tener 35 años. No dijo nada más hasta que los médicos terminaron de curarle las quemaduras. Luego dejó el hospital y se perdió otra vez al anonimato de la noche. Su nombre se supo porque su imagen apareció en las redes sociales.

Juárez dormía en la entrada de un negocio en la calle Las Heras, entre Chile y 25 de Mayo, en la capital de la provincia Mendoza. Era domingo a la madrugada y por el frío de la noche, se había abrigado bastante. No se sabe si fue una persona o un grupo el que prendió fuego las bolsas de plástico que Juárez tenía alrededor. Las prendieron fuego, en llamas se las tiraron encima, lo quemaron.

Alguien llamó una ambulancia y trasladaron a Juárez hasta el hospital Lagomaggiore. Los médicos lo revisaron. Por suerte, sus quemaduras eran superficiales. Le ofrecieron quedarse allí, en el hospital, pero él prefirió irse. Nadie logró convencerlo de que se quedara.

“Ingresó a las 3 o 3:30 de la madrugada. Tenía el 3% del dorso con quemaduras tipo A, muy superficiales. Le dimos las curaciones correspondientes y le entregamos cremas pero fue imposible retenerlo. Se le hizo un lavaje, se le tomó sangre para ver su estado general y se lo dejó en observación. Evolucionó bien y queríamos internarlo no por sus quemaduras, sino porque sabíamos que estaba en situación de calle. Pero por su propia voluntad se fue. No pudimos tener sus datos, ni el DNI, nada”, dijo el director del hospital Mario Bustos en declaraciones radiales.

La policía espera que las cámaras de seguridad hayan grabado a las personas que prendieron fuego a Juárez. “La violencia social es aceptada como herramienta disciplinaria. Pareciera haber un guiño institucional que se viene imponiendo: si estorba, lo prendemos fuego, si afea, que desaparezca”, dijo a Cosecha Roja Mariana Spalvieri Balda, psicóloga social dedicada al trabajo con personas en situación de calle. “El emergente violento, que proviene originalmente del Estado, salió al ruedo y se replica y contagia a grupos que toman la posta. ¿Quiénes fueron los prepetradores? No se sabe. Y quizás no se sepa nunca porque las personas en situación de calle son, acaso, las más invisivilizadas”.