Redacción Cosecha Roja.-

Tres chicos de 3, 5 y 12 años jugaban a la pelota en uno de los tantos basurales a cielo abierto que tiene el Conurbano bonerense. El “picadito” terminó de golpe cuando encontraron una mano. Estaba algo quemada y le faltaban todas las falanges menos la del pulgar. El hallazgo se produjo el 28 de febrero de 2010 en un descampado de ruta 1003 en la localidad de Libertad, en Merlo. Recién ocho meses después se constató que pertenecía a Natalia Da Rosa, una joven de 25 años que había desaparecido una semana antes. El miércoles, el Tribunal Oral 6 de Morón sobreseyó a su pareja, Hugo Alfonso, de 40 años, y su hermana, Gisella, de 34, quienes eran los únicos sospechosos por el crimen.

La relación entre Natalia y Hugo era enfermiza. Ella tenía un puesto de venta callejera enla Estación de Morón y Hugo era remisero. Se conocieron en el barrio, en Morón sur, y estuvieron conviviendo durante tres años. Cuando apenas se frecuentaban, “él tenía una hermosa familia y tres hijas (de 18, 14 y 12 años) pero llegó ella y destruyó todo”, detalló la madre del imputado apenas su hijo fue detenido por la policía.

Según pudo saber Cosecha Roja, las peleas entre Natalia y la entonces mujer de Hugo eran frecuentes y muy violentas. Él prefirió a la más joven: la que hoy está desaparecida.

En su adolescencia, Natalia había sido una chica sin demasiados problemas. Le gustaba el rock, y su banda de música por excelencia eran los Redonditos de Ricota. Pero a los 15 años su vida cambió. Se enteró que era adoptada y reapareció su madre biológica, Griselda Domínguez, una camarera de San Antonio de Padua. Quizá sin poder superarlo, la joven conoció el mundo de la droga y sus impulsos más violentos.

“El único que la podía contener era mi hijo. Yo le pedía a sus padres adoptivos que la internaran. Hasta la llevé a la iglesia, pero no hubo caso”, agregó la madre de Alfonso. Al parecer, los brazos del hombre no eran sólo para contenerla sino también para golpearla.

De acuerdo al relato de los familiares de Natalia, él era muy celoso, la maltrataba delante de todos y le rompía los teléfonos celulares. Como ella solía ausentarse después de las golpizas, en una oportunidad la ató a una silla para que no se escapara. Así habría estado toda una noche.

La chica quedó embarazada pero la relación empeoró. Días antes de dar a luz, su panza tenía moretones porque él la había pateado. La hija de ambos hoy está con su abuelastro, Juan Carlos Da Rosa, a escasas cuadras donde fue vista por última vez, en Presidente Ibáñez al 1300, en Morón sur. “Aparenta ser un cordero pero es un lobo. Sé que mató a Nati”, dijo el padre adoptivo de Natalia.

La joven desaparecida ya era conocida en los pasillos de los Tribunales de Morón. Cuando tenía 21, había intentado matar a su entonces pareja de dos puñaladas. Después de darse a la fuga, quedó detenida pero el hombre, aduciendo que ambos tenían problemas de adicciones, levantó los cargos.

En la investigación de aquella causa intervinola UFI N°2, acargo del fiscal Fernando Bellido, quien detuvo al proveedor de drogas de Natalia, un hombre de Villa Tesei, Hurlingham, conocido como “El Francés” Conrad. Este hombre fue condenado y se estableció que tenía un almacén como pantalla de sus verdaderos negocios. Más tarde, ante la desaparición de la chica, la defensa del imputado deslizó que podría tener que ver con la desaparición y crimen de la chica.

La justicia tenía otra hipótesis. Para la fiscal Adriana Suárez Corripio, la joven desapareció entre el 20 y el 26 de febrero de 2010. Como ella solía ausentarse de la casa de su pareja, la denuncia fue realizada dos semanas más tarde por su madrastra, Alicia Angélica Gonzáles.

Desde un primer momento, las sospechas estuvieron direccionadas hacia Alfonso debido a la mala relación entre ambos y a los testimonios recogidos de los allegados de la víctima. Pero la causa tuvo sus contratiempos. Su mano había aparecido el 23 de febrero pero la fiscal recién se enteró ocho meses después.

El expediente del hallazgo de la mano quedó a cargo dela UFI4 de Morón, de donde habían enviado a analizarla a la sección de Necropapiloscopía del Laboratorio Químico Pericial deLa Plata. Losresultados fueron concluyentes debido a que la joven registraba antecedentes penales. Pero nadie fue a retirar los estudios y la causa por la desaparición se estancó.

Si bien el abogado de la familia Da Rosa, Santiago Reyes, había solicitado allanamientos en la casa de los sospechosos en abril de 2010, recién se concretaron en noviembre cuando Hugo y Gisella Alfonso fueron detenidos, aunque la hermana llegó al juicio en libertad, acusada de colaborar con la desaparición del presunto cadáver de Da Rosa.

Los jueces Andrea Bearzi, Alejandro Rodríguez Rey y Marcos Javier Lisa dispusieron la libertad de Alfonso después de que el fiscal de juicio Gabriel Sotelo levantara la acusación por la falta de pruebas. El funcionario judicial también desistió de acusar a Gisella y ni si quiera se llegó a la etapa de los alegatos.

“Esta causa fue una vergüenza. Mi cliente pasó un año y siete meses preso enla Unidadnueve deLa Platapor un homicidio que no cometió y que ni siquiera está científicamente probado”, dijo ayer Miguel Racanelli, el abogado del imputado.

El defensor acusó a la policía y a la fiscal de instrucción por “la mala investigación” que derivó en la detención de su cliente.

“Lo metieron preso porque el `Luminol` dio positivo en su casa, pero en el juicio quedó claro que la única manchita de sangre humana que encontraron estaba en una pared, parecía de un mosquito aplastado y era de un perfil genético masculino, no de la víctima”, detalló el abogado.

“Los peritos explicaron en el juicio que no se pudo determinar si la amputación de la mano fue en vida o postmortem. Todos, incluso esta defensa, creemos que fue asesinada pero la mano amputada por si sola no da certeza de ello”, advirtió Racanelli.

La hipótesis del abogado defensor de la familia Alfonso es que “a Da Rosa pudo haberla asesinado una banda de narcos que ella denunció en una oportunidad en un Juzgado Federal de Morón”.