Tras una operación que tomó año y medio de investigaciones, el lunes la Policía Nacional de Colombia entregó en calidad de extraditado a  Juan Carlos Francisco Bossi, requerido por la justicia argentina por delitos de Lesa Humanidad.

A Bossi, que hoy tiene 67 años, se lo conocía como “el doctor” porque solía subir a  los vuelos de la muerte vestido con bata de médico y, según informó en su momento la Agencia Telam, torturaba a sus víctimas por asfixia con las sondas de caucho se usan para hacer torniquetes. Según la investigación judicial,  él era quién inyectaba y asesinaba a los secuestrados.

La justicia ordenó su detención en 2011, acusado de secuestro, tortura, desaparición y homicidio.  Cuando la justicia empezó a buscarlo llevaba casi tres décadas afuera del país: había abandonado a su familia en 1981 para escapar a España. Vivió escondido en Barcelona hasta el 2010, cuando decidió mudarse a Colombia.

“De acuerdo con el análisis realizado a las huellas dactilares se determinó que Bossi adquirió de manera fraudulenta documentos de identidad colombianos, lo que aunado a sus conocimientos en el campo de la inteligencia militar le facilitaron movilizarse sin ser detectado”, informaron desde la Policía Nacional de ese país.

Según informaron desde la misma entidad, Bossi se movía con cinco personas que trabajaban para él y  “se encargaban de realizar sus diligencias personales tales como pagos de alquiler y transacciones bancarias, esto con el fin de no dejar rastro de su presencia en el país”.

Lo detuvieron en marzo, mientras iba a atenderse a la Entidad Promotoras de Salud porque sufre de cáncer pulmonar. Desde Colombia informaron que cayó mientras abordaba un taxi para ir a una cita médica.

Ahora deberá responder por sus crímenes en Argentina.