cristianaquinoCosecha Roja.-

Cristian Aquino nació en Villa La Lata, un asentamiento de seis manzanas en Rosario. Ahí también creció, tuvo dos hijos y militó. El jueves en la madrugada lo mataron de dos balazos por la espalda en el mismo barrio. No se sabe qué pasó: la versión que circula es que discutió con unos pibes y que uno de ellos disparó pero sus amigos desconfían. “Nos resulta muy raro que lo hayan asesinado en una zona donde lo conocían todos”, dijo a Cosecha Roja Rubén, compañero de militancia. Hay dos detenidos acusados de ser los autores materiales: un adolescente y un adulto con prisión preventiva. Un centenar de organizaciones sociales marcharán mañana frente a los Tribunales provinciales y la gobernación.

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A Cristian le decían “El negro”. Tenía 37 años y trabajaba en una cooperativa de herrería que él mismo había ayudado a formar, luego de años de lucha sindical. Tenía dos hijos -una de 15 y uno de 13- de su primer matrimonio. Después se separó y formó otra pareja. Cuando lo mataron, la novia estaba embarazada de 8 meses y medio. Hacía poco se habían mudado juntos a Villa Gobernador Gálvez, pero él seguía yendo a La Lata para visitar a sus hijos y amigos. La noche del crimen fue con la hija mayor a la parada de colectivo para esperar al cuñado.

– ¿Qué problema tenés?- le gritaron unos pibes en Gaboto al 1500. Algunos dicen que se quisieron meter con la adolescente. Otros, que fue al azar. Se trenzaron a piñas y uno de los jóvenes fue a buscar un arma y le disparó por detrás. No se sabe de dónde salió la versión y a sus compañeros no les cierra. “Venía de una militancia de vieja data y en el barrio no tenía problemas con nadie: era muy conocido y querido”, contó Rubén.

Cuando Cristian cayó al piso, la hija corrió para pedir ayuda. Su mamá -la ex mujer de Cristian- lo encontró desplomado en la vereda. Los vecinos salieron a la calle y pasó lo de siempre: la ambulancia tardó y la policía se resistió a trasladarlo. Finalmente lo subieron al patrullero pero murió antes de llegar al hospital por las heridas en el brazo izquierdo y la axila.

En 2007, Cristian trabajaba en el lavadero Virasoro cuando los dueños quisieron echarlos a todos. Los trabajadores resistieron una toma durante cinco meses, pero finalmente se quedaron todos sin trabajo. Así fue como “El negro” empezó a formarse como militante. Desde entonces “reclamó vivienda dignas y educación. Participó en otros conflictos gremiales, pidió aumentos salariales y acompañó muchas luchas”, contó Rubén.

“No tenía broncas ni enemistades con nadie, no formaba parte de ninguna banda, no tenía actividad delictiva de ningún tipo, tan solo era un irreverente militante social por las causas justas para los de abajo, que se enfrentaba al poder político y empresarial, siempre con mucha fuerza y decisión”, publicaron en un comunicado más de un centenar de organizaciones.

Frente Popular Darío Santillán, El Almacén Andante, Coordinadora Antirrepresiva por los Derechos Humanos de Córdoba, Colectiva Feminista Las Bartolinas, Patria Grande, entre otras, lo firmaron. “Hacemos responsable al gobierno de la Municipalidad de Rosario y de la Provincia de Santa Fe de esclarecer completamente el dudoso crimen”, escribieron. En el mismo documento recuerdan los crímenes de Jere, Mono y Patom -asesinados en 2012-, Mercedes Delgado -militante comunitaria asesinada al año siguiente- y Javier Barranquilla -de CUBA-MTR en Villa Banana-.

El fiscal Florentino Malaponte pidió el allanamiento de dos viviendas cerca del lugar del crimen. Allí la policía detuvo a los acusados. El adolescente de 16 años quedó a cargo del Juzgado de menores 4 y detenido en el Irar (Instituto de Rehabilitación del Adolescente de Rosario).