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Matías está acusado de integrar una banda que asaltó un camión repatidor. En el momento del robo, él estaba en tribunales declarando por un accidente de tránsito. Hoy lo liberaron después de pasar 41 días detenido pero continúa procesado. La única prueba en su contra es que usaba una remera blanca.

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Después de declarar en Tribunales por un accidente de tránsito Matías pasó por la casa y caminó una cuadra hasta la parada donde tenía que tomar el primero de los dos colectivos que lo llevarían desde el barrio Abasto, en la ciudad de La Plata, hasta la pollería de Florencio Varela donde trabajaba. Era poco más de la una del mediodía del 27 de diciembre de 2017. Mientras esperaba el colectivo un patrullero frenó de golpe. Los policías lo tiraron al piso y lo esposaron. Un auto de civil paró al lado.

—Ese es el que nos cagó a tiros —gritó una mujer policía a través de la ventanilla.

Aunque no entendía por qué lo detenían, Matías le explicó a los policías que venía de declarar en Tribunales y les mostró el certificado que pensaba entregarle a su jefe para que no le descontaran el día. Un policía guardó el papelito en el bolsillo y cargó al joven de 23 años en el patrullero. Desde ese día Matías está detenido. Lo acusan de integrar una banda que robó un camión repartidor en Olmos. La única prueba en su contra es que vestía una remera blanca con detalles de camuflaje militar parecida a la de uno de los hombres que se tiroteó con la policía.

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Matías Ezequiel Olivera es el mayor de 10 hermanos que se criaron en el barrio Abasto, al suroeste de la capital bonaerense y en el límite con Brandsen. Empezó a trabajar de chico, después de terminar la primaria: atendió verdulerías, hizo limpieza y mantenimiento en parques, trabajos de albañilería y en talleres de autos y motos. Hace algunos meses se instaló en casa de uno de sus hermanos y su cuñada mientras buscaba un lugar para alquilar. Por esa misma época empezó como ayudante en la pollería de Florencia Varela. Entra a las 7 de la mañana, corta al mediodía y sigue a la tarde. Algunas noches, cuando se le hace tarde, suele quedarse a dormir en la casa de un tío que vive cerca.

El miércoles 27 de diciembre Matías desayunó con su mamá en el centro de La Plata, y después se fue a Tribunales. Había pedido permiso para entrar más tarde porque lo habían citado a las 9.30 para declarar por un accidente de tránsito. Una noche de febrero de 2017 un auto chocó la moto en la que viajaba con un amigo. Él sufrió golpes en la cadera y las rodillas. Su amigo llegó al hospital con muerte cerebral y falleció unas horas después.

El certificado dice que el joven estuvo en Tribunales la mañana del 27 de diciembre entre las 9.30 y las 11.00. “Salió y se fue a tomar el micro para ir a casa de su hermano, en Abasto. Quería pasar a buscar el cargador del celular porque se había quedado sin batería”, contó a Cosecha Roja Mirna Arguello, la mamá.

Alrededor de las 12.00 Matías pasó caminando por la Unidad Ejecutora Local, en el centro de la Ciudad, donde un grupo de trabajadores despedidos llevaba adelante una protesta. Una cámara de un canal de televisión local registró el momento en que el joven pasaba caminando mientras filmaban una entrevista.

Unos minutos después, en la otra punta de la ciudad, un grupo de cuatro hombres asaltó un camión repartidor. Después de abandonar el vehículo se tirotearon con la policía.

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Matías fue hasta la casa de su hermano se quedó un rato jugando con su sobrina mientras cargara un poco la batería del celular. Cerca de la una se fue. “Hizo una cuadra hasta la parada y lo detuvieron”, dijo Mirna.

Matías pasó dos noches en la comisaría de Olmos. Su familia pensó que estaba en lo del tío. El viernes, un grupo de policías tocó timbre en la casa en la que Mirna vive con su marido y siete de sus diez hijos para hacer un informe ambiental. Ahí la mujer se enteró que su hijo estaba detenido.

Mirna llamó a las comisarías de la zona. A Matías lo habían trasladado a Berisso y le permitieron visitarlo al día siguiente. “Fue horrible. Era un cuarto de 2×2 donde había 16 tipos con sus visitas comiendo arriba de los inodoros”, contó. Durante dos semanas la familia le llevó cigarrillos, yerba, pan, azúcar y máquinas de afeitar.

El defensor oficial todavía no pidió que se incorpore al expediente el video en el que se lo ve a Matías caminando por el centro de La Plata ni pidió su excarcelación. Desde la semana pasada los abogados de la Campaña Contra la Violencia Institucional acompañan a la familia: aunque no asumieron formalmente la defensa pedirán que se incorporen pruebas para demostrar que es una causa armada.

Matíasfue liberado hoy. Estuvo 41 días detenido. La única prueba en su contra es usar una remera blanca.

 

*Nota publicada el 17 de enero de 2018 y actualizada el 6 de febrero de 2018.