El fotógrafo argentino Alfredo Srur llegó a Colombia en el 2001 decidido a convivir con una pandilla. Medellín estaba envuelta en una guerra por el control de los territorios. Los vestigios de una pandilla conocida como Los Rambos eran acechados por los paramilitares que intentaban sumar a las pandillas debilitadas o eliminarlas. Alfredo conoció a Geovany, un pandillero de Los Rambos, en una estación del metro del Centro. Hicieron migas y convivieron tres semanas. Al mismo tiempo el fotógrafo recorrió las calles de la ciudad en una camioneta del CTC, el equipo de la fiscalía que ante cada muerte debe levantar los cadáveres. El resultado de aquella experiencia se convirtió en el libro “Geovany no quiere ser Rambo”, del que Cosecha Roja publica una selección de imágenes y el prólogo de Cristian Alarcón.
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