Reseña. El tráfico de drogas es un fenómeno global, sin fronteras, una subcultura con características particulares en cada país. Para Juan Cajas la narcocultura puede ser vista como una expresión de otredad, estigmatizada y perseguida como chivo expiatorio de los males modernos. La narcocultura es el resultado de situaciones históricas, políticas, sociales y discursivas que la hicieron posible, con protagonistas que surgieron de coyunturas específicas y crearon sus propios estilos de vida. Cada organización criminal, dice el autor, tiene su propia memoria e identidad y las bases culturales que las originan no desparecen en la globalización. El componente étnico o nacional es fundamental para una mayor operatividad del crimen organizado. Las organizaciones del narcotráfico se metaformosean para eludir los aparatos represivos: hoy funcionan con estructuras de tipo clánico y un sistema interminable de redes. La narcocultura es una representación social que se despliega de múltiples maneras (consumo hedonista, cirugías plásticas) y el narcotráfico, un productor de imágenes que se instalan en el imaginario colectivo.

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