rosario belenCinthia Alvea. Los Andes.-

Alejandro Amitrano (42) llegará hoy a Mendoza tras haberse mantenido prófugo trece años. El hombre es el principal sospechoso de la muerte de su hija, Rosario Belén -de sólo un año- ocurrida en 1999. Se trata de unos de los casos de violencia infantil más recordados de la provincia. Amitrano está imputado por homicidio agravado por el vínculo por lo que podría recibir, de ser juzgado, una pena de prisión perpetua.

Amitrano fue capturado ayer por la mañana en Paraná, Entre Ríos.Su detención la llevaron adelante efectivos de ambas provincias, que aprovecharon para capturarlo cuando salía a sacar bolsas de basura de su despensa de calle O’ Higgins. “Soy yo. Me cagaron la vida, quiero saber quién me cagó”, les habría dicho a la efectivos de civil.

Durante estos trece años de fuga la apariencia de Amitrano había cambiado bastante: tenía varios kilos de más, el pelo largo y barba. Tenía además una nueva pareja, que está embarazada de 8 meses y era dueño de un minimarket que estaba totalmente enrejado, cosa que llamó la atención de los investigadores ya que es una práctica poco común para los negocios de esa zona de Paraná.

Su detención se produjo después de que el periodista Marcelo Ortiz (Canal 7) recibiera un dato por Facebook acerca de su paradero. Durante los últimos días de diciembre se inició una primera búsqueda que dio negativa. Mientras tanto, la investigación se centró analizar los movimientos de la madre del prófugo.

Según los investigadores, el último fin de semana esta mujer estuvo en Merlo -San Luis- de vacaciones. Luego regresó a su casa de Villa Mercedes y desde allí partió a Paraná, donde llegó el domingo por la mañana.

Una vez detenido, las huellas de Amitrano fueron cotejadas con las que figuran en el expediente que está a cargo del juez de garantías David Mangiafico.

Un muerte violenta

Belén murió el 30 de noviembre de 1999 en la sala de terapia intensivas del Hospital Notti donde había estado una semana. La niña llegó con un severo cuadro médico: tenía una infección generalizada producto de la golpiza que había destrozado parte del intestino. Sin embargo, esa no era la primera vez que la niña llegaba a un hospital luego de haber sido golpeada. Las crónicas del homicidio indicaron que Belén fue asistida en varias clínicas privadas -durante su año de vida tuvo varios pediatras- con signos de maltrato infantil.

Luego de conocida la noticia de su muerte se libró una orden de detención en contra de los padres de la niña. Así, Cecilia Cousau, cayó en diciembre de 1999 mientras su esposo comenzaba una larga fuga.

Pocos días después de su desaparición, el principal sospechoso de la muerte de la niña envió un video desde la clandestinidad a Canal 9 en el que proclamó su inocencia. Culpó a los médicos del hospital Italiano -Belén fue atendida allí antes de llegar al Notti- de mala praxis y dijo se fugó siguiendo con la recomendación de sus abogados, quienes le dijeron que “en el Juzgado le iban a dar una paliza o lo iban a matar”.

En abril de 2001, la Quinta Cámara del Crimen dejó en libertad a Cecilia Cousau por falta de mérito. La mujer estaba acusada de abandono de persona seguido de muerte, agravado por el vínculo. Había sido detenida en su lugar de trabajo, un mes después de la muerte su hija. Durante el debate, la mujer aseguró que nunca se dio cuenta del maltrato al que su marido sometía a su hija porque esto pasaba mientras trabajaba.