JetLimp: intimaron a la empresa de la misoginia y la explotación

La tercerizadora de servicios de limpieza denunciada por maltratos a sus empleadas tomó una primera medida: desvinculó al gerente. La nota y los audios publicados en Cosecha Roja fueron claves para el avance de la investigación, que ahora sumó nuevos casos.

JetLimp: intimaron a la empresa de la misoginia y la explotación

Por Matias Máximo
26/08/2020

La tercerizadora de servicios de limpieza JetLimp fue intimada por maltratar a sus empleadxs, cambiar los horarios de manera arbitraria y hacer aprietes para que renuncien. La nota publicada por Cosecha Roja la semana pasada fue parte de la prueba judicial: “Con las encargadas tenés que convencerlas, cogerlas, violarlas, manosealas, hacé lo que quieras Luis, pero las minas tienen que salir renunciando”, dice uno de los audios más violentos que enviaba el gerente. Hoy la empresa respondió a la denuncia que hizo el equipo de Abogades en Cooperativa con un gesto: notificaron que el gerente que aparece en varios de los audios “ya no pertenece a la empresa”. 

Si esta desvinculación es un primer paso para desarmar la cadena de violencias de JetLimp está por verse, pero por ahora la empresa no da señales reales de un cambio en su cultura de maltrato laboral. Por eso la denuncia también fue presentada al INADI, el Ministerio de Trabajo y la Unidad Fiscal Especializada de violencia contra las Mujeres (UFEM). El pedido es que la empresa deje de maltratar a sus empleadas y arme un protocolo que respete sus derechos laborales y humanos. 

 

El lunes JetLimp hizo una reunión general donde se le informó al personal que el gerente no trabajaría más. “Avisaron que ya no tenía nada que ver con la empresa, que nadie se preocupara porque no nos íbamos a quedar sin laburo, que esto fue un mal trago pero ya pasó”, dijo a Cosecha Roja una fuente que reservaremos para proteger su puesto. El anuncio fue recibido por lxs trabajadorxs con escepticismo: quien comunicó la desvinculación fue la gerenta de recursos humanos, que también fue intimada por malos tratos, pero no se hizo cargo.

JetLimp trabaja con grandes firmas como Coto, Alto Palermo y Día ofreciendo servicios de limpieza y desinfección. Los audios misóginos y degradantes salieron a la luz a partir de una denuncia que hizo Mari, una de sus empleadas que vive con la enfermedad de Chagas y el médico le indicó que no “se exponga yendo al trabajo por ser de un grupo de riesgo”. JetLimp hizo una lectura textual de la Resolución MTEySS 207/2020 y le respondieron que tenía que trabajar igual, que el Ministerio de Trabajo no consideraba al Chagas como una enfermedad que la expusiera.

Mari los denunció y el juzgado nacional de primera instancia en lo laboral N° 50, a cargo de Horacio Ojeda, resolvió que JetLimp tendrá que darle los sueldos “que no fueron pagados desde el inicio de la cuarentena”. 

En JetLimp siguen sin pagarle, no reconocen el fallo judicial y ella tampoco puede cobrar el IFE porque figura como empleada activa. Para la empresa, según responden en la misma intimación de hoy, ella decidió no trabajar más y le hicieron un favor: “Muy por el contrario de lo que barrunta, nosotros actuamos prudentemente y de buena fe, pues en lugar de intimarla a retomar tareas (y despedirla para el supuesto de no hacerlo) le otorgamos una licencia sin goce de haberes”. 

Aldana Cepeda de Abogades en Cooperativa señala la falta de sustento legal en la respuesta de JetLimp: “Lo que dicen es incoherente porque no es legal despedirla en cuarentena. Desde el día uno que el médico le indicó que no fuera a trabajar tendrían que haber continuado pagando”.

Mari tiene 50 años, vive en Villa 21 y si le notificaron por carta documento que estaba con  “vacaciones sin goce de sueldo”, nunca se enteró. Tiene cuatro hijos y al discontinuarle el pago tampoco percibe su asignación familiar: desde que empezó la cuarentena no cobra un peso. La mecánica de maltratos que denunció se repite y hay muchas personas que a partir de su testimonio se animaron a contarlo. Ellxs serán testigos en su causa y también presentarán denuncias particulares. Como el caso de Lina, que tuvo que renunciar por el daño físico de los sobreturnos a los que la sometían bajo amenazas de despido, o el Mora, que hace una semana tuvo un desgarro y la hostigaron por haber ido a la ART.

Según Cepeda, que ya asesoró decenas de casos de empresas de limpieza, hay una cuestión de clase detrás de los maltratos. Una fórmula de poder que hace pensar a algunxs que tienen derecho a ningunear a otrxs porque tienen una escoba en la mano.

“La cadena de violencias se repite, porque son personas que están muy necesitadas del trabajo y pocas veces se animan a denunciar porque tienen miedo a las represalias”, dice Cepeda. “Que salga a la luz el caso de JetLimp es excepcional y un granito de arena para celebrar. Pero vamos a seguir adelante con todas las denuncias por maltratos que se presentaron a partir de que Mari se haya animado a hablar”.

Matias Máximo