Redacción Coscha Roja.-

El ex catequista Lucas Ezequiel Martínez Rudaz y su ex novia, la estudiante de letras Noelia Delic se habían criado prácticamente juntos. Él tiene 24 años y ella hoy tendría la misma edad pero fue asesinada en 2010 de 18 puñaladas. Los dos se conocían desde el jardín de infantes y entre principios de 2005 y finales de 2007, mantuvieron una relación sentimental. A las pocas horas del crimen el joven fue detenido y habría confesado en la comisaría haber cometido el asesinato. Ahora, en el juicio se declaró inocente y dijo que la policía lo presionó para encontrar un culpable. Varios testigos que desfilaron por el Tribunal Oral 5 de Lomas de Zamora lo desmintieron.
La madre de la víctima, Graciela Delic, adelantó que su abogado, Luis Alberto Caro, pedirá hoy durante la lectura de los alegatos que el imputado sea condenado a “prisión perpetua” por “homicidio calificado por ensañamiento y alevosía”.
La audiencia comenzó a las 11, en el edificio ubicado en la Autopista Presidente Perón y Larroque, de Banfield, donde también alegarán el fiscal Bernardo Schell y la defensora oficial Irene Raquel Silveti.
Durante el debate oral, Martínez Rudaz se declaró inocente. Adujo que al momento del crimen “estaba caminando” y que en la comisaría de la localidad de Sarandí, donde confesó el hecho, lo “presionaron para que firme esa declaración” porque fue un caso “mediático”.
Pero esa versión pierde fuerza si se la contrapone a la del testigo Juan Gabarino, quien sostuvo que tres meses después de la detención del acusado, fue a visitarlo a la Unidad Penitenciaria 9 de Bahía Blanca, donde actualmente está alojado.
Allí, según este testimonio, el acusado le confesó que el día del crimen había ido a la casa de la joven, con quien mantuvo una conversación y que luego comenzaron a discutir.
En ese momento, siempre de acuerdo al testigo, Martínez Rudaz extrajo un cuchillo con el que apuñaló a Noelia y luego se fue a tomar una gaseosa.
En tanto, Yamila Comesaña, amiga de la víctima, leyó una carta que el acusado le envió desde la cárcel, en la cual admitió que en “cinco minutos de locura” había perdido “todo”.
Los jueces Guillermo Puime, Pedro Pianta y María del Carmen Mora ordenaron realizar un peritaje caligráfico a esa carta, la cual arrojó como resultado que la letra era del imputado.
Sentado en el banquillo de los acusados, Martínez Rudaz reconoció que “tenía problemas” de dinero debido a que no trabajaba y que era adicto al juego y al alcohol.

El crimen fue cometido el 6 de octubre de 2010, alrededor de las 15.30, en el hall de entrada de una casa ubicada en Otero 258, de Villa Domínico, donde la chica fue encontrada gravemente herida por su novio, Ezequiel Camarano, que la trasladó junto con un primo a la Clínica Modelo de Quilmes, donde murió.
Los médicos determinaron que Noelia tenía 18 puñaladas en el cuello, en la zona lumbar y tórax, además de la tráquea rota.
Mientras que en la casa de la víctima, los peritos advirtieron signos de lucha, sobre todo en el living, donde había rastros de sangre y mucho desorden.
Según trascendió al conocerse el caso, el asesino había simulado la escena del crimen como si se tratara de un robo. Entre otras cosas, el criminal se llevó un celular. Pero los investigadores sin mucho esfuerzo hallaron en el lugar unos 1200 euros y joyas, lo que descartó de inmediato la hipótesis de un asalto.
Horas más tarde, la policía halló el teléfono de la víctima en una estrecha ranura que separaba el horno y la pared, en la cocina de la casa del ex novio.

Noelia Delic (24) estudiaba Letras en la Universidad Católica Argentina (UCA), era docente de Lengua en el Instituto religioso Loreto, de Sarandí, e integraba el grupo juvenil de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, de Avellaneda, donde el acusado había sido catequista y sus padres oficiaban de acompañantes en los peregrinajes que los fieles realizaban a la Basílica de Luján.