Cosecha Roja

El presunto asesino de Rosa Elvira Cely ha sido atrapado.

“Estoy en el Parque Nacional. ¡Me están violando, me están violando!”, fue lo único que Rosa Elvira Cely pudo decirle a la policía antes de que se cortara la comunicación. A la una de la madrugada del jueves 24 de mayo, la mujer de 35 años usó su teléfono celular para llamar al 123, la línea de emergencias de Bogotá. Un grupo del escuadrón de Carabineros dela Policía Nacional salió a buscar a la persona que pidió ayuda.

Siete horas después de recorrer los boscosos caminos del Parque Nacional, encontraron a Rosa Elvira cerca de la calle 39 con Avenida Circunvalar. Estaba desnuda de la cintura para abajo y con una blusa roja que protegía su pecho. Tenía moretones en el rostro, una puñalada en la espalda y varias heridas en el cuerpo. Le prestaron los primeros auxilios. “Yo conocía a la persona que me agredió”, dijo antes de subir a la ambulancia. También alcanzó a decir que, después de una noche de tragos con amigos, se montó en la moto de ese conocido, quien minutos después le pegó con un casco en la cabeza.

Esas fueron las primeras pistas para identificar a los agresores. El primero, según dicen los investigadores, era su novio o sostenía una relación personal con ella, tenía una moto negra y lo vieron herido el 24 de mayo en el Parque Nacional. El segundo también haría parte de su círculo social. Ya saben quiénes son pero no han sido capturados. Según Luis Eduardo Martínez, comandante de la Policía de Bogotá, “estamos esperando tener fundamento legal”. Están ofreciendo por ellos una recompensa de 5 mil dólares.

A las 7:52 de la mañana, a Rosa Elvira la recibieron los médicos de urgencias del Hospital Santa Clara. La reanimaron, la entubaron, la sedaron y nunca más se escuchó una palabra de su boca. “Trataron de estrangularla, de asfixiarla, la golpearon, la hirieron, la violaron y le ocasionaron daños en toda la parte intestinal y rectal”, explicó José Páramo, subdirector científico del hospital.

Las heridas de Rosa Elvira dan cuenta de la personalidad de los agresores. De acuerdo con el perfil elaborado por los investigadores, los dos hombres pueden sufrir de disfunción eréctil, o tener desviaciones en la conducta como ser misóginos o machistas extremos. Son características de los asesinos seriales, que imprimen en sus víctimas una “expresión superlativa de poder”. Por las huellas que dejaron en ella, suponen que eran primerizos.

Luego de 96 horas de agonía, Rosa Elvira falleció víctima de una peritonitis. Dentro de su cuerpo encontraron rastros de hierba, barro y madera. Los médicos suponen que le introdujeron en sus genitales la rama de un árbol. El empalamiento le destruyó los intestinos, los órganos pélvicos y le provocó una infección que terminó con su vida el lunes 28 de mayo.

La muerte de Rosa Elvira, que estaba culminando su bachillerato y trabajaba en una cafetería del Hospital Militar, conmovió a los colombianos. La sevicia y la crueldad del ataque generaron el rechazo de ciudadanos, políticos, defensores de mujeres y usuarios de redes sociales. “Es inadmisible que una práctica tan denigrante como el empalamiento, un método de tortura y ejecución donde la víctima es atravesada por una estaca, se ejecute en pleno siglo XXI y en una ciudad capital”, cuestionó la Casa de la Mujer en un comunicado.

La indignación se ha hecho sentir en las redes sociales. Un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional está promoviendo una manifestación para el próximo domingo 3 de junio con la consigna ‘Ni una más’. A través de Facebook y Twitter los ciudadanos se unieron a esta iniciativa que reclama justicia para Rosa Elvira Cely.

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