Daniel Suárez Pérez. El País.

Se cree que el cabello es robado para venderlo a negocios, a víctimas de cáncer o para hacer brujería. En una semana se han conocido dos casos de mujeres afectadas.

A María* le robaron el cabello el 9 de abril pasado. No quiere hablar con nadie ni que la vean. La joven de 18 años está encerrada en su cuarto y llora, no tanto por el dolor de las cortadas que tiene en su cuero cabelludo, sino porque el cabello que le cortaron a la fuerza era lo que más cuidaba de su cuerpo. Se sentía bien cuando se miraba en el espejo y veía su pelo largo, casi hasta la cintura.

Ana Milena Gómez Franco, defensora de derechos humanos de la Corporación Socio Cultural Barack Obama, dice que se ha ganado un poco la confianza de la joven. Es a la única persona que le ha hablado en la última semana. A veces la anima y le cuenta cómo va la investigación para dar con el paradero del hombre que la engañó, la llevó hasta el río Meléndez y con una cuchilla la rapó.

La prueba para dar con el paradero del hombre es un video que lo muestra llegando a un conjunto residencial del barrio El Ingenio, en el sur de la ciudad. La joven estaba con su madre en la portería recibiendo papeles y otros elementos reciclables. El sospechoso le pidió que lo acompañara hasta su casa porque su madre tenía varias cosas para regalar. La desvió hacia la orilla del río y la retuvo durante una hora.

Sin embargo, el robo de cabello en Cali se ha convertido en especulación. Las cifras son inciertas y los motivos también. La Policía dice que solo investiga el caso de María, pero en la calle abundan rumores de otras víctimas, y la abogada Ana María expresa que tiene conocimiento de otro hecho.

A Gómez la contactaron para que llevara el caso de una mujer entre los 25 y 30 años. La víctima, con siete meses de embarazo, iba para su casa ubicada cerca a Prados del Limonar a las 7:00 p.m. del pasado viernes.

Un hombre la abordó cerca a un cañaduzal de la carrera 76. La intimidó con un arma y la obligó a caminar cinco metros a un costado del andén.

Durante una hora la insultó mientras cortaba su pelo con una cuchilla. La afectada comentó que por la oscuridad no recuerda bien al sujeto.

“Sabe que era joven y de piel trigueña”, comenta la defensora de derechos humanos que agrega que le pidió que interpusiera la denuncia, pero ella se negó argumentando que su esposo era muy conocido en la ciudad y no quería exponerlo.

Los motivos

El general Fabio Castañeda, comandante de la Policía de Cali, informó que aún se desconocen los motivos del hurto de cabello. Añadió que hay un grupo especial que sigue al hombre que cometió el único robo de pelo que ha sido denunciado.

En las calles se especula que se trata de una banda dedicada al tráfico de cabelleras para mujeres enfermas de cáncer, para hacer brujerías o para vengarse de sus víctimas. Las caleñas dicen que ahora sienten temor y que, además de los celulares y sus bolsos, ya tienen que cuidar hasta su pelo cuando salen de sus casas.

Irma Estrada expresa que “la inseguridad ya es cosa tremenda, hasta lo que es de uno por naturaleza se lo quitan. ¡Y mis hijas! Tengo dos. Una de ellas tiene el cabello muy largo y bonito, me da miedo que salga sola a la calle”.

Peluqueros, comerciantes de pelucas sintéticas y naturales niegan que exista un mercado negro en la ciudad. Explican que la mayoría de sus productos son importados y que en ocasiones los mismos clientes son los que llevan el cabello.

María Gutiérrez, estilista del salón de belleza Class Color, manifiesta que el cabello hace sentir más femenina a una mujer. “Hay unas que llegan a hacerse cortes para vender su cabello, pero lo hacen por necesidad. Para mis clientas es algo fundamental. Si con solo ver que se les está cayendo un poquito dicen que se quieren morir”.

 

Foto: El Día